Ya le toca a la Viña
Parece que el proyecto hotelero en el edificio de Valcárcel se desbloquea. El hotel de cuatro estrellas debe ser la oportunidad para el barrio
Actualizado:En el barrio de la Viña no las tienen todas consigo. Los desengaños han curtido a sus habitantes en la desconfianza permanente, aunque mantienen esa esperanza que les permite seguir hacia delante donde todo resulta tan difícil. A la Viña le toca ya tener una oportunidad; en realidad, se la deben desde hace tiempo porque ella sola no puede seguir viviendo de coplas por Carnaval. Ahora resurge de nuevo el proyecto hotelero en Valcárcel, ese que quedó paralizado y dejó al histórico inmueble durmiendo el sueño de los malditos.
Los promotores han redefinido la idea original para quitarle una estrella y convertirlo en un establecimiento más asequible. Sea una vía u otra, lo importante es que este proyecto salga hacia delante pronto, porque sin duda debe ser el corazón empresarial que bombee sangre a las arterias del barrio.
Esa oportunidad de centro dinamizador de la economía más próxima no puede perder más tiempo. No sólo dependen de él futuros puestos de trabajo donde más falta hace, en el epicentro del desempleo europeo; también urge no permitir que una joya de la arquitectura local y un buen exponente del neoclasicismo patrio siga deteriorándose por la falta de actividad en sus entrañas.
Valcárcel es una, quizás la mayor de las contradicciones, que se pueden ver en una ciudad asfixiada por la falta de terreno libre, pero con un bien inmueble de grandes dimensiones cerrado a cal y canto desde hace demasiado tiempo.
A la Viña ya le toca tener su oportunidad y sólo es de esperar que no vuelvan a jugar con las esperanzas de sus habitantes.