Madina calienta el debate y denuncia «resistencia al cambio»
Los candidatos se someten hoy a las preguntas de un centenar de militantes elegidos por sus equipos
MADRID.Actualizado:Dicen que el de hoy será un debate de guante blanco. Los tres candidatos a la Secretaría General del PSOE, Pedro Sánchez, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias, tendrán oportunidad de confrontar sus posiciones ante un centenar de militantes elegidos por ellos a partes iguales (33 cada uno) y los tres han abominado siempre de los ataques personales que salpican, por ejemplo, las campañas de las primarias en Estados Unidos. Pero el ambiente está algo caldeado.
En realidad, la tensión no está tanto entre los candidatos como entre uno de ellos, Eduardo Madina, y los aparatos regionales que apoyan a su principal rival, con la poderosa Andalucía a la cabeza. La semana pasada Susana Díaz dio rienda suelta a su cabreo por el hecho de que el diputado vasco diera a entender que Sánchez es el candidato de quienes ordenan y mandan y que sólo a eso se debía la diferencia de avales conseguidos entre unos y otros. «No me gusta que nadie diga que el andaluz no sabe lo que vota», dijo.
El rapapolvo fue sonado, pero no arredró al número dos del grupo parlamentario socialista, que, aún apoyado también por aparatos como el extremeño, aspira a conquistar el apoyo de los militantes rebeldes. «Hacía tiempo que no veía tanta resistencia al cambio, la última vez, en el 35 Congreso en el año 2000 y no sirvió de nada», dejó caer con intención, en referencia a la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero frente al más oficialista José Bono, al que por cierto se sitúa junto a Sánchez.
El voto del militante no alineado con su dirección regional puede ser clave en este proceso, pero también puede beneficiar al tercer candidato, José Antonio Pérez Tapias, que ya ha dejado clara su intención de competir hasta el final. Tampoco Pedro Sánchez admite la tesis de que Madina sea el candidato de las bases y él, que hasta hace poco peleaba en solitario, el de los aparatos. Y se sacude la etiqueta: «No necesitamos líderes que sean empujados, necesitamos líderes que empujen».