![](/cadiz/prensa/noticias/201407/04/fotos/9139457.jpg)
La huella de España en EE UU
Saca a la luz mapas secretos y explora cinco siglos de cruciales aportaciones hispanas, de Ponce de León o Balboa a Rafael Moneo La Biblioteca Nacional rastrea la impronta española en el gigante norteamericano
MADRID. Actualizado: GuardarFelipe V, el primer Borbón que reinó en España, conocía bien el valor de los mapas. Eran armas estratégicas muy valiosas. Tanto que se mantenían en secreto. Él creó y alentó la colección cartográfica de la corona, una de la mejores del mundo. Tres siglos después, su sucesor Felipe VI inauguraba en la Biblioteca Nacional (BNE) una exposición que explora, sobre todo través de esa valiosa cartografía, la potente y persistente huella española en la creación y configuración de los Estados Unidos de América, de sus redes de comunicación a su arquitectura, pasando por su urbanismo o su economía.
Un paseo de cinco siglos de la mano de descubridores como Ponce de León y Núñez de Balboa, de pioneros como Fray Junípero Serra o arquitectos de hoy como Rafael Moneo. Los primeros descubrieron la Florida y el Pacífico en 1513; el franciscano estableció en 1769 la primera misión en San Diego y abrió en California las sendas por las que hoy discurren autovías como la Freeway 101, mientras Moneo, profesor en Harvard, creó la Catedral de los Ángeles y parte de la universidad de Columbia hace dos años. El navarro es uno más en una brillante cadena de arquitectos como Rafael Guastavino, Josep Lluis Sert, Ricardo Bofill, Iñaki Ábalos o Juan Navarro Baldeweg, cuyas obras se reparten por todo el país.
«Los españoles diseñamos, imaginamos, dibujamos y creamos los Estados Unidos y la huella de este empeño es palpable en su organización geográfica, sus redes de comunicación, sus ciudades, su arquitectura y su paisaje» sostiene el arquitecto Juan Miguel Hernández de León, comisario de la exposición 'Diseñar América. El trazado español de los Estados Unidos'. Su propuesta juega con la polisemia de la palabra diseñar, «entendida como dibujar, idear y pensar un territorio», de modo que «el dominio español, en la amplia extensión territorial de Estados Unidos, ha ido dejando una marca que no ha desaparecido».
En cartel hasta octubre, reúne setenta mapas originales de los tesoros de la BNE y los archivos General Militar y del Museo Naval. Muchos nunca se habían expuesto y alguno se mantuvo en secreto hasta dos siglos después de su creación. Rastrea la rica toponimia hispana en EE UU y recorre los hitos expedicionarios, arquitectónicos, empresariales e industriales de emprendedores españoles que salpican el territorio estadounidense. Desentraña su crucial aportación a la construcción del país, mostrando cómo «es una herencia viva en constante renovación» muy palpable en ciudades como San Francisco, San Diego o Los Ángeles.
Hay diálogo entre pasado y presente a través de piezas originales y tan valiosas como el globo terráqueo de Tomás López, el primero con rigor científico, creado en el siglo XVIII por el padre de la cartografía moderna, las últimas construcciones de Moneo o Bofill y las plantas industriales y de energía solar 'marca España' en un país con 50 millones de hispanohablantes.
Los mapas originales y su evolución permiten ver cómo se corrigieron errores clamorosos con el avance científico, como California fue erróneamente cartografiada como una isla hasta que un decreto la declara península. Gran parte de Estados Unidos fue puesta en el mapa por las expediciones españolas, y esto hizo que «el resto del mundo viera América, durante siglos, a través de los ojos de España», destaca el comisario. Recuerda como en el XVIII las expediciones españolas fueron pioneras en cartografiar la costa del Pacífico de San Francisco hasta Alaska.
Los documentos, textos, imágenes y audiovisuales permiten conocer los hitos históricos, políticos y culturales que jalonan los quinientos años de historia en común entre Estados Unidos y España. Como los 40 años de influencia española en Nueva Orleans o el alarde empresarial que la familia Guastavino desplegó de costa a costa, o cómo sobre suelo español fue dónde se fundó la primera ciudad de esclavos liberados.
Un recorrido transversal por la arquitectura calibra el influjo español en ciudades como Nueva York, San Francisco o Nueva Orleans, «que mantienen en su estructura, cultura y patrimonio actuales una innegable e interesante presencia española». Entre 1565-1821 España fundó y gestionó ciudades como San Agustín, Panzacola, Nueva Orleans o Monterrey en la costa, San Luis, Santa Fe, y San Antonio en el interior, además de San Juan en Puerto Rico. «En la francesa Nueva Orleans, bajo control de España, entre 1762 y 1803, se construyó el ayuntamiento y el barrio francés con casas de ladrillo y piedra en torno a Bourbon Street, en realidad la calle del Borbón», destaca el comisario.