Un artista sentado frente a la televisión

Tiene la televisión un desdén casi de nacimiento por parte de cierta intelectualidad. Vale que la pequeña pantalla a veces parece tonta, pero no es menos cierto que por allí asoma buena parte del mejor entretenimiento y no poca información. Hace ahora medio siglo, el pequeño electrodoméstico ya servía para organizar la decoración y la rutina diaria en millones de hogares de todo el mundo. También, de forma tímida, en La Californie, la residencia de Pablo Ruiz Picasso en el sur de Francia.

Ya en 1962, Brassaï cita a Paul, primogénito del artista, para escribir: «Ahora (Picasso) está apasionado por la televisión. La tiene en La Californie desde hace año y medio. Al principio más bien la despreciaba: 'Estas caras no me dicen nada', decía. Después vio su exposición en Londres y la boda de la princesa Margarita... le conquistó». Laurence Madeline reúne esas y otras aportaciones en 'Picasso frente al televisor', el texto del catálogo que acompaña a la exposición de la que ella misma es comisaria: 'Picasso TV', el proyecto recién inaugurado en el MPM, que así parece cerrar un círculo imaginario, entre sentimental y conceptual, en torno a la vida y la obra del artista malagueño.