Torres acusa de todo a la Casa Real
El exsocio de Urdangarin dice que nada ocurría en el instituto si no era «validado, autorizado, auspiciado, consentido y conocido» por la Zarzuela Alega que es inocente porque Nóos estaba controlado por la infanta, su esposo y Revenga
MADRID. Actualizado: GuardarManuel González Peeters, el heterodoxo abogado de Diego Torres, volvió a la carga con la máxima de que la mejor defensa es un buen ataque. El letrado del exsocio de Iñaki Urdangarin, el cerebro de la estrategia de los mails para socavar la imagen de la Casa Real en busca de un incierto provecho para su cliente, volvió a poner ayer a la Zarzuela en su punto de mira en el recurso contra la imputación de Torres y su mujer, Ana María Tejeiro. ¿Su tesis? Sus patrocinados son inocentes porque el Instituto Nóos lo controlaban Urdangarin, la infanta y el asesor de la Casa Real Carlos García Revenga, que tenían la mayoría en el consejo de la fundación sin ánimo de lucro. Y en cualquier caso, todo lo que allí ocurría era objeto de un «exquisito y escrupuloso seguimiento» por parte de los servicios jurídicos de la Jefatura del Estado.
El recurso contra el auto con el que José Castro puso fin el pasado miércoles a cuatro años de instrucción del 'caso Nóos' son 87 páginas plagadas de acusaciones e insinuaciones contra la Casa Real, el exjefe del Estado, su hija, su yerno y el asesor de las infantas. González Peeters niega que sus clientes cometieran los delitos de prevaricación, malversación, fraude a la administración, tráfico de influencia, estafa y falsedad relacionados con la fundación sencillamente porque ellos no controlaban esa institución. «De los cinco miembros del Instituto Nóos, tres eran del sector de Urdangarin, pues estaba su esposa y su secretario. Torres estaba en clara minoría, fuera cual fuera la decisión que eventualmente tuviera que adoptarse por los miembros de la junta», señala el recurso. «Quien realmente gestionaba, dirigía y disponía era Urdangarin y su entorno (.) sea de modo consensuado con su esposa, a la que de todo informaba y con la que todo decidía y compartía, sea mediante obtención del placet del secretario de ésta, Carlos García Revenga, insigne asesor de la Casa del Rey». «Urdangarin, por ser quién era, estaba en posición de superioridad respecto a Torres», zanja el letrado.
Al margen de presentar a Torres y a su mujer como meros subordinados de Urdangarin, Cristina de Borbón y Carlos García Revenga, el abogado insiste en que sus clientes jamás pudieron siquiera imaginar que en Nóos podrían cometerse irregularidades porque todo estaba sometido a la supervisión de Zarzuela. Ni Torres ni Tejeiro «pudieron colegir ni por asomo la existencia de sombra de opacidad alguna» porque «todo» lo que se acontecía en el instituto se hacía «con luz y taquígrafos, velado, validado, autorizado, auspiciado, consentido, conocido, consolidado y demás, por los más altos y prestigiosos asesores del Estado». Según el defensor, la infanta estaba al tanto de todo lo que hacía Urdangarin, que era «quien realmente gestionaba, dirigía y disponía» de Nóos y siempre con la aquiescencia de Zarzuela.
«La Casa del Rey nunca pudo alertarse de nada porque estuvo al caso de todo», afirma el recurso del exsocio de Urdangarin. «Es evidente que no puede orillarse la intervención directa de la Casa de Su Majestad El Rey», insiste González-Peeters, quien apunta a la responsabilidad del secretario de las infantas, que, por el momento, ha quedado fuera de la causa. «Si se contaba con tan alto valido, ¿cómo iba a poder sospecharse ni remotamente, que algo de anómalo pudiera estar llevándose a cabo?», se pregunta el abogado. «¿Cómo puede pretenderse que Torres y Tejeiro pudieran pensar que algo anómalo se estaba cociendo, si hasta el propio Rey, según Iñaki Urdangarin, le conseguía citas?», inquiere el letrado refiriéndose a los correos electrónicos en el duque hablaba de las supuestas gestiones que el exjefe del Estado había hecho para que la fundación que sustituyó a Nóos participara en la Copa América de Vela.
«Tomadura de pelo»
González Peteers carga particularmente las tintas en el papel de la infanta en todo el entramado para dar a entender que sin su presencia nada de lo ocurrido en el Instituto Nóos y en sus empresas satélites habría ocurrido. «¿Quién tenía las relaciones con Telefónica, La Caixa, Iberdrola, BBVA, Abertis y Repsol? ¿El jugador de balonmano? ¿Diego Torres? ¿Quién hacía de relaciones públicas para abrir puertas o conseguir contrataciones para el Instituto Nóos? (...) ¿El jugador de balonmano? ¿Diego Torres? Pues no, todo procedía de la intermediación, en el peor de los escenarios, de la esposa de Iñaki Urdangarin», incide.
El recurso llega incluso a ser ofensivo con Cristina de Borbón. Asegura que su interrogatorio el pasado febrero en el que se escudó en multitud de evasivas fue «bochornoso en todos los sentidos posibles». «Desde luego es inconcebible, más tomadura de pelo que otra cosa, que con lo que deben haber costado al pueblo los estudios y formación de dicha señora, el resultado sea el de la amnesia selectiva», afirma el abogado.