Roma, primera escala del reinado de Felipe VI
La Zarzuela compensa la ceremonia laica de proclamación con una misa privada en palacio y una visita de los Reyes a la Santa Sede
Actualizado:La primera vez que Felipe VI pisó los suelos sacros del Vaticano fue en 1983, cuando el entonces Príncipe tenía 15 años. Fue en el marco de una audiencia de Juan Pablo II a la Familia Real. Repitió en 2000 con un encuentro personal a la edad de 32 años. La tercera vez lo hizo del brazo de doña Letizia, con la que ya se había casado, para recibir la bendición del Papa polaco. La pareja acudió en marzo de 2013 a Roma para asistir a la misa solemne de inicio de pontificado de Francisco. La misa de beatificación de Karol Wojtyla le llevó de nuevo a Roma el pasado mes de abril, por lo que tuvo ocasión de encontrarse con Benedicto XVI, al que ya saludó en Santiago de Compostela durante su viaje a España. El nuevo Rey, por lo tanto, ya ha conocido a tres papas, a los que ha presentado sus respetos en nombre de la Corona.
Sus padres, don Juan Carlos y doña Sofía, sin embargo, han sido recibidos por seis pontífices, desde que en 1962, antes de casarse, visitaran a Juan XXIII, con don Juan. Regresaron después de la boda y a una misa de Pascua, esta vez con Pablo VI. Luego han visitado el Vaticano, ya como Reyes, en otras once ocasiones -la reina de Inglaterra ha estado cuatro veces-, una de ellas en el corto pontificado de Juan Pablo I. Las audiencias privadas con el Papa de turno han sido una constante en la Familia Real. Los duques de Lugo estuvieron en septiembre de 1995 en la residencia de descanso de Castelgandolfo, y los duques de Palma, en junio de 1998. En ambos casos con Juan Pablo II para recibir la bendición tras sus respectivas bodas.
Fuentes de la Casa del Rey han asegurado que la circunstancia de que la primera visita internacional sea a la Santa Sede no tiene que ver con ninguna tradición ni con el deseo de compensar la ausencia de símbolos o ceremonias religiosas entre los actos de proclamación de Felipe VI. Según han precisado, se buscaron fechas adecuadas para concretar los viajes a Francia, Marruecos, Portugal y el Vaticano, sin prefijar ningún orden, y de los cuatro estados fue la Santa Sede el que ofreció la fecha más cercana en el tiempo. La misa privada que se celebró el pasado domingo en la capilla de La Zarzuela y el anuncio del viaje al Vaticano han calmado a los sectores más tradicionalistas de la Iglesia, que habían puesto el grito en el cielo por la ceremonia laica de proclamación. El exministro Jaime Mayor Oreja, por ejemplo, aprovechó cuatro días después la presentación de libro '¿Democracia sin religión? El derecho de los cristianos a influir en la sociedad' (Stella Maris) para denunciar la falta de valores cristianos en la vieja Europa. Tampoco se trataba de provocar un cambio brusco, sino de hacerlo con habilidad.
Antes que a Marruecos
Y lo cierto es que el efecto mediático ha sido imposible pararlo. Además, se ha roto la tradición de iniciar las salidas al exterior en los países vecinos por cortesía diplomática. El primer viaje de los distintos presidentes del Gobierno español siempre ha tenido como destino Marruecos, un país de primer orden en las relaciones internacionales. La visita de los Reyes será a mediados de julio, en pleno mes del Ramadán, un periodo sagrado para los musulmanes por lo que también tiene un componente religioso. Don Juan Carlos fue el primer jefe de Estado que visitó Marruecos en Ramadán, un hecho que fue valorado entonces por la Casa del Rey como un gesto sin precedentes del monarca alauí, con un alto valor simbólico.
La agenda internacional de Felipe VI pasa por el Vaticano sin complejos. Francisco es el líder de millones de católicos, pero también es el jefe del Estado vaticano. Y todos se quieren retratar con él. Desde la reina Isabel II hasta el mismo Obama. Y eso que presenta un Evangelio rompedor, muy alejado de las elites políticas y económicas, revolucionario, aplaudido también por intelectuales de factura republicana. No hay que olvidar, además, que entre los títulos unidos de manera histórica a la Corona están los de su Majestad Católica y Rey de Jerusalén, territorio emblemático para la Cristiandad.
Los obispos españoles han venido celebrando misas en favor del nuevo reinado en virtud de un llamamiento de la Conferencia Episcopal. Quizás la ceremonia más simbólica fue la que tuvo lugar el pasado domingo, festividad del Corpus, en la Iglesia Nacional Española en Roma, el templo católico de referencia de los católicos españoles. Santa María de Montserrat está dedicada a la Virgen que fue patrona de España hasta 1739, año en que el rey Felipe V la cambió por la Virgen del Pilar. La misa fue concelebrada por varios sacerdotes, entre ellos el jefe de la sección española de la Secretaría de Estado del Vaticano, monseñor Fernando Chica Arellano, y asistió el embajador ante la Santa Sede, Eduardo Gutiérrez Sáenz de Buruaga.
Viaje a España
El nuevo Rey llega a Roma una semana después de la visita de la cúpula eclesial española, encabezada por Ricardo Blázquez, que se reunió con Bergoglio el pasado lunes durante una audiencia larga de más de 45 minutos. Dos días después, el jefe de los obispos mantuvo una entrevista con Mariano Rajoy. La cita llamó la atención porque el presidente del Gobierno había evitado desde su llegada a la Moncloa recibir a Rouco Varela, antecesor de Blázquez.
Don Juan Carlos ya mantuvo un encuentro con el Papa de casi una hora -una duración inusual- con ocasión de la ceremonia de beatificación de Juan Pablo II y Juan XXIII. Tanto en una como en otra reunión de las celebradas en Roma se ha dado por hecho que han aparecido dos cuestiones. La primera, la situación de Cataluña, que preocupa a Francisco, sobre todo por tratarse de una comunidad en la que está a punto de producirse el relevo de su líder, el arzobispo Martínez Sistach. Por cierto, en los últimos días ha aparecido un nuevo candidato en la quinielas, el riojano Celso Morga Iruzubieta (Huércanos, 1948), arzobispo secretario de la Congregación para el Clero, el dicasterio vaticano que se ocupa de supervisar a los sacerdotes. El cardenal Rouco, que sigue aunque no lo parezca, también tuvo un pequeño apartado con el Papa el pasado miércoles. Muchos movimientos en poco tiempo y a varias bandas.
La segunda cuestión que habría aparecido en las últimas reuniones sería la visita del papa Francisco a España en 2015 con motivo del V centenario del nacimiento de Santa Teresa de Ávila, que se da por segura. Hace un año, el entonces Príncipe Felipe invitó al Pontífice a visitar España: «Estaríamos encantados de que venga», le dijo. A lo que Bergoglio le respondió con un «bueno, como estamos cerca...».