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Las víctimas recuerdan a los diputados que «la sociedad no tiene ninguna deuda con ETA»
Mari Mar Blanco pide durante un acto en el Congreso que se imponga «el discurso de la verdad» frente a los buscan reescribir la historia
MADRID. Actualizado: GuardarLas víctimas de ETA no están dispuestas a que se reescriba la historia para maquillar que la banda terrorista hizo uso de la violencia con el fin de defender unos ideales políticos. Así lo reivindicó la presidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo, Mari Mar Blanco, durante un acto en memoria de las víctimas celebrado en el Congreso.
Esta ceremonia se celebra desde 2010 en recuerdo del asesinato de la primera víctima de ETA, Begoña Urroz, un bebé que murió en 1960 por el estallido de una bomba en una estación de tren en San Sebastián, aunque no sin polémicas. El año pasado la mayor parte de las asociaciones rechazaron acudir al no permitírseles tomar la palabra, una exigencia que sí fue atendida en esta ocasión.
«Les pido ayuda y colaboración para contar la verdad», dijo Blanco ayer en presencia, entre otros, del presidente del Congreso, Jesús Posada; el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, o el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. Ante ellos, la presidenta de la fundación reclamó que se imponga «el discurso de la verdad» frente a los que quieren reescribir la historia y que no se ofrezcan contraprestaciones a la banda por el cese de la violencia, ya que no debe imponerse la idea de que «sin atentados ya todo es posible». «La sociedad no tiene ninguna deuda con los terroristas», subrayó.
Críticas a Amaiur
Blanco también quiso aprovechar su presencia en la «casa de todos los españoles» para expresar el «profundo malestar» de las víctimas porque haya «representantes de la organización terrorista» en la Cámara baja. Sus palabras se referían a los seis diputados de Amaiur, una formación que, denunció, «no ha sido capaz de condenar el terrorismo». La presidenta de la Fundación recordó que desde 1960 ETA ha asesinado a más de 800 personas y «ha herido a muchas más por ejercer y defender la libertad, opinar de forma distinta o no compartir las ideas totalitarias».
A modo de conclusión Blanco citó palabras del rey Felipe VI. Lo hizo para recordar que «las víctimas lo son para toda la vida». «No han dejado de sufrir cada día. Las madres siguen sintiendo la angustia de no poder abrazar a sus hijos, los hijos la falta de apoyo al no contar con sus padres y los hermanos tenemos que aprender a vivir sin el que fuera nuestro cómplice», afirmó.
El acto en el Congreso dejó una vez más de manifiesto la división entre algunas de las asociaciones de afectados. Amparo Imedio, miembro de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, se declaró indignada porque Blanco centrase su discurso en ETA y no hiciese ninguna mención al terrorismo yihadista. «Aquí nos han hecho una encerrona porque solamente es ETA y solamente tiene que prevalecer ETA», criticó Imedio.
La respuesta a su denuncia llegó de la mano de Ángeles Pedraza, presidenta de la mayoritaria Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) y madre de una de las fallecidas a causa de las bombas del 11-M. Pedraza aseguró sentirse identificada con lo expresado por Blanco. La presidenta de la Fundación también quiso salir al paso de la polémica y afirmó que su intención fue la de representar a todos los afectados independientemente del tipo de terrorismo que hayan sufrido.
En el acto en el Congreso hubo notables ausencias, la más destacada de todas la de Pilar Manjón, presidente de la Asociación 11-M. Manjón tenía reservado un lugar en la mesa que presidió el homenaje junto a Blanco, Pedraza y Posada pero, según fuentes de su organización, había disculpado su ausencia con un telegrama que envió el jueves a la Fundación de Víctimas del Terrorismo. Posada afirmó que desconocía que no asistiría.
Tampoco estuvieron en el Congreso los representantes de Voces contra el Terrorismo, Covite y Ayuda a las Víctimas del 11-M.