Mas guarda silencio ante el discurso de concordia del Rey
Rajoy pide al presidente catalán que no busque la intermediación del jefe del Estado
BARCELONA. Actualizado: GuardarEl Gobierno catalán se mantiene en sus trece de «ver y esperar» los acontecimientos. El día después de la primera visita del rey Felipe VI a Cataluña, el Ejecutivo autonómico evitó hacer valoraciones y ninguno de los miembros de la Generalitat emitió juicio alguno sobre el discurso de mano tendida que pronunció el jefe del Estado en Girona.
El presidente catalán, Artur Mas, se limitó a desmentir que durante la cena de los premios Príncipe de Girona, en la que coincidió con el Monarca, solicitara audiencia real para tratar sobre la consulta, como publicó un diario de Madrid. «No he pedido hora con el Rey, tampoco le quiero poner en un compromiso», dijo Mas. El gobernante nacionalista tuvo ocasión de comentar las palabras de Felipe VI, ya que ayer intervino en dos actos, pero prefirió guardar silencio y no hizo mención directa a los mensajes que lanzó don Felipe de Borbón. Un silencio que también es significativo porque de entrada no provocó rechazo. Mas se mostró, eso sí, «dispuesto a hablar, a sentarse en una mesa, a entenderse, a negociar y a llegar a acuerdos».
Cataluña es un «país dialogante» que siempre intenta tender la mano y que busca el acuerdo, afirmó, aunque al mismo tiempo, añadió, es «firme en sus convicciones». Por tanto, vino a decir que a pesar de los gestos que el Estado pueda tener con Cataluña -si los tiene- que nadie espere que la Generalitat vaya a renunciar a la consulta. Por ello, instó a Mariano Rajoy a que adapte o interprete de manera abierta los marcos legales para permitir la celebración del referéndum porque de lo contrario, advirtió, la «corriente democrática podrá acabar desbordándose» y tendrá «consecuencias».
Rajoy respondió desde Bruselas con una petición al presidente de la Generalitat para que haga «un esfuerzo para situarse en un espacio de sentido común y de sensatez». Reiteró su habitual disposición al diálogo, pero con la advertencia, también habitual, de que no permitirá un referéndum sobre el futuro de Cataluña. También reclamó al presidente catalán que no busque la mediación del Rey porque el jefe del Estado «tiene unas funciones establecidas en la Constitución» que se limitan al arbitraje y no a la mediación entre administraciones «y no podemos estar poniéndolas en tela de juicio».