Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
El primer ministro británico, David Cameron, charla, ayer con José Manuel Durao Barroso. :: PASCAL ROSSIGNOL / REUTERS
Economia

Juncker gana pero Cameron jura venganza

Los líderes comunitarios ratifican la candidatura del luxemburgués para presidir la Comisión y aprueban impulsar el empleo y el crecimiento El 'premier' británico, solo en la UE, admite que «para ganar la guerra hace falta perder alguna batalla»

ADOLFO LORENTE CORRESPONSAL
BRUSELAS.Actualizado:

No tenía otra salida. El primer ministro británico, David Cameron, reconoció que ayer perdió, que fue incapaz de bloquear la designación por parte del Consejo Europeo de Jean-Claude Juncker como futuro presidente de la Comisión Europea. Un sonoro batacazo que, lejos de achicarle, pareció insuflarle energías renovadas: «Para ganar la guerra, es necesario perder alguna batalla», recalcó a modo de advertencia. Deberá convivir con Juncker, el «candidato del pasado», como máximo responsable del Ejecutivo de Bruselas hasta 2019, cierto, pero el diablo siempre se aloja en los detalles, en las políticas que se llevarán a cabo en la UE. Una suerte de campo minado donde acontecerá la enésima batalla comunitaria en los próximos meses.

La cumbre que paradójicamente arrancó el jueves en Ypres hablando de guerras -se conmemoró el inicio de la Primera Guerra Mundial-, concluyó ayer en Bruselas hablando de batallas (políticas, por suerte). Reino Unido, en un movimiento inédito, forzó una votación para designar al candidato del Consejo a presidir la Comisión. Sabía que su derrota estaba garantizada, que Jean-Claude Juncker saldría por abrumadora mayoría. Así fue. Sólo Hungría su sumó al voto en contra mientras que Holanda y Suecia, a los que Cameron había cortejado para bloquear al luxemburgués, se rendían a la evidencia y decían sí. «Uno debe ser fiel a sus principios e ir hasta el final con sus convicciones», alegó.

Su objetivo estaba claro: reivindicarse ante los suyos, ante su país, ante un electorado que le dio al espalda el 25-M en favor de los euroescépticos de Ukip. «Es un mal día para Europa. Ha sido un grave error de los líderes», lamentó Cameron, que pidió a sus colegas escuchar la voz de las urnas para establecer unas políticas completamente diferentes a las mantenidas hasta entonces. Su posición es muy delicada. Ha prometido convocar una consulta sobre la permanencia de Reino Unido en la UE en 2017 y ahora busca una salida digna.

Unos medios que aseguran que el malestar en Londres con la canciller alemana es considerable al asegurar que les «ha dejado tirados». No hay que olvidar que Angela Merkel aupó al luxemburgués a la candidatura del PP europeo en las elecciones del 25-M y luego, tras la victoria, intentó dejarlo caer en busca de un candidato de consenso con Reino Unido. La presión mediática y paradójicamente de los socialistas, rivales del PPE, obligaron a la canciller a dar marcha atrás.

Ahora toca hablar de políticas, de la hoja de ruta que guiará la Europa posrescates hasta 2019. El escrito de conclusiones, aprobado esta vez por unanimidad, incluye más de un guiño a los británicos. «Se han incorporaban elementos que importaban particularmente a David Cameron». Entre otros objetivos, se habla de reducir la burocracia comunitaria y dar más protagonismo a los Gobiernos nacionales en los asuntos donde su actuación sea más eficaz.

Disfunciones comunitarias

Entre las actuales disfunciones comunitarias, la canciller señaló que «nadie puede entender» que medio año después de que se aprobara una partida de 6.000 millones para luchar contra el desempleo juvenil «no se haya gastado ni un solo euro» -de estos, nada menos que 1.800 son para España-.

El francés François Hollande y el italiano Matteo Renzi han logrado que el Consejo hable sin ambages de «flexibilizar» el Pacto de Estabilidad, la biblia que consagra el límite del déficit al 3%. «Hay que interpretarlo en función del crecimiento, del nivel de deuda y de desempleo de cada país», apuntó Hollande en consonancia con Renzi. Las reglas, eso sí, no se tocarán, como ha impuesto Berlín.

Habrá cierta manga ancha siempre que los compromisos reformistas sigan intactos. Un paso de gigante para países ahogados por el déficit como España, que podría beneficiarse de nuevo. De hecho, el presidente, Mariano Rajoy, también vendió como suyo este logro y aseguró que en la actualidad, su Gobierno se siente «cómodo» con los objetivos previstos. «Me encantaría tener mucho dinero para gastar más pero creo que el saneamiento de las cuentas es clave para crecer», apostilló.