Miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes llegaron ayer a la provincia de Anbar para intensificar la vigilancia en la región. :: REUTERS
MUNDO

Irak y Siria se funden en una sola guerra

Ambos gobiernos tienen en el EIIL un enemigo común que amenaza con establecer un califato en el corazón del mundo árabe

BAGDAD. Actualizado: Guardar
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Bagdad vive en una frenética cuenta atrás para el asalto prometido por el Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL). Los medios locales e internacionales hablan cada día de la inminencia de un ataque que tiene a la población de los nervios. Los gobiernos iraquí y sirio, bajo dominio chií y con la protección de Irán, tienen un enemigo en común que amenaza con establecer un califato en el corazón del mundo árabe saltándose las fronteras físicas entre ambas naciones.

Desde que el EIIL unificara el frente de lucha a comienzos del pasado año, incumpliendo las órdenes de Al-Qaida (AQ), se intensificó la cooperación entre Nuri al-Maliki y Bashar el-Asad, aliados en la «guerra contra el terror», tal y como la definió George Bush. La última fase de esta cooperación llega en forma de ataques aéreos, uno de ellos afectó al puesto fronterizo de Qaim. Según Bagdad el ataque se produjo en el lado sirio, pero los insurgentes denunciaron que los cazas de El-Asad alcanzaron objetivos en suelo iraquí.

Unas declaraciones de Al-Maliki a la BBC aumentaron la confusión, ya que en un primer momento la cadena británica puso en boca del dirigente chií que el ataque había sido en Irak, pero a lo largo de la tarde tuvo que corregir la versión dejando claro que el primer ministro habló de operación en «la parte siria y sin coordinación conjunta». Eso sí, Al-Maliki dio la bienvenida «a todo bombardeo» contra los yihadistas que operan en la región. Este paso fronterizo está en manos insurgentes a ambos lados. El Frente Al-Nusra, brazo de AQ en Siria, controla la parte siria en Abu Kamal, y el EIIL la iraquí en Qaim, y ambos grupos decidieron el miércoles aunar esfuerzos en este punto estratégico atacado por la aviación de El-Asad. En el parte de guerra de la jornada el EIIL sumó a su lista de capturas la localidad de Masuriyat al-Yabal, situada a una hora de Bagdad y con importantes yacimientos de gas.

La presión aumenta en torno al primer ministro Nuri al-Maliki y tras el viaje del secretario de Estado estadounidense John Kerry a Bagdad, ayer fue el turno del jefe de la diplomacia británica, William Hague, que también insistió en la necesidad urgente de formar un Gobierno de unidad nacional. El ganador de las últimas elecciones, celebradas el 30 de abril, parece haberse convertido en un problema para la comunidad internacional, suníes, kurdos y hasta para los propios partidos religiosos chiíes que le dan la espalda.

Conspiraciones

Al-Maliki se siente víctima de una conspiración que trata de «eliminar el joven proceso democrático» y califica las presiones de suníes y kurdos de anticonstitucionales. El mandatario apuesta por la mano dura para solucionar la crisis y anunció la compra de «cazas rusos de segunda mano» para intensificar los ataques aéreos contra las zonas bajo control del EIIL, prácticamente un tercio del país.

El último en sumarse de forma pública a la lista de detractores de Al-Maliki fue Muqtada al-Sadr. El religioso radical pronunció un discurso en el que mezcló la épica guerrera al afirmar que «vamos a hacer temblar la tierra bajo los pies de la ignorancia y del extremismo» con la mano tendida a los suníes a quienes «el Gobierno debe comprometerse a responder a sus demandas pacíficas». Un mensaje conciliador en boca del líder del Ejército del Mahdi, la milicia que masacró a la población suní durante la guerra sectaria de 2006, y que hace una semana sacó a miles de sus miembros a las calles de la capital para exhibir músculo ante la amenaza del EIIL.