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El avión voló en piloto automático a cientos de kilómetros de donde lo buscaban

La búsqueda se traslada a una nueva zona del Índico después de analizar de nuevo las señales recibidas desde el MH370

PEKÍN. Actualizado: Guardar
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Cuando parecía que la historia del vuelo 370 de Malaysia Airlines no podía resultar más rocambolesca, ayer los investigadores que buscan el Boeing 777-200ER que desapareció hace más de cien días cuando cubría la ruta Kuala Lumpur-Pekín decidieron centrar su trabajo en una nueva zona, la tercera desde el 8 de marzo, situada todavía más al sur en el océano Índico. La razón que aducen los expertos es sencilla: creen que el avión voló en piloto automático, siguiendo una ruta perfectamente trazada, hasta que acabó su combustible.

A esa conclusión han llegado después de analizar por segunda vez los datos que los satélites recogieron de forma automatizada, ya que los transpondedores del aparato -que van transmitiendo su ubicación- fueron inhabilitados. «Al menos desde que entró en el Índico, estamos convencidos de que el Boeing voló de forma reglada en piloto automático», explicó el jefe del Buró de Seguridad de Transportes, Martin Dolan. Lo que se desconoce es cuándo se activó ese mecanismo. «Esa es una competencia de los investigadores malasios», añadió el ministro de Transportes australiano, Warren Truss.

En cualquier caso, teniendo en cuenta que el vuelo a Pekín tenía una duración ligeramente superior a las 5 horas y que tardó en torno a 40 minutos en dar la vuelta de forma imprevista el avión podría haber volado unas seis horas más (han de llevar combustible extra) hacia el sur del océano. Teniendo en cuenta la trayectoria y el radio de acción del aparato, las tareas de rescate de los restos se trasladan hoy a un área de 60.000 kilómetros cuadrados situada cientos de kilómetros al suroeste de la zona en la que se ha estado buscando durante los últimos tres meses largos y a 1.800 kilómetros de la costa australiana.

Intenciones desconocidas

Eso sí, la nueva información no despeja ninguna incógnita, ya que el piloto automático tuvo que ser programado por alguien cuya intención todavía se desconoce. No obstante, a ese respecto pueden terminar resultando relevantes los datos recuperados del simulador de vuelo que el piloto del Boeing, Zaharie Shah, tenía instalado en su casa. Al parecer, algunos de los viajes virtuales que hizo en la máquina seguían diferentes rutas por las zonas en las que podría haber caído el vuelo MH370. ¿Pudo ser entonces un suicidio? Sí. Pero también podría ser una mera coincidencia, ya que Shah voló a muchos otros lugares sin que se haya descubierto todavía ningún patrón sospechoso.

Lo único seguro es que el misterio continuará. Y que la imagen que Malasia está dando al mundo dista mucho de la ideal. No en vano, después de varias acusaciones en las que gobiernos de diferentes países, sobre todo China -153 de los 239 viajeros tenían su nacionalidad-, han criticado la actuación de su Ejecutivo, el miércoles Hishammudin Hussein, ministro de Transportes del país mayoritariamente musulmán, fue sustituido por Liow Tiong Lai. Claro que nadie reconoce que sea una víctima política del caso.