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Los Reyes, junto a Mas y su esposa, en el encuentro de anoche. :: ANDREU DALMAU / EFE
ESPAÑA

Felipe VI lanza un mensaje de entendimiento y concordia en su primera visita a Cataluña

El Rey pronuncia la mitad de su discurso en catalán y afirma que desde la unidad se pueden alcanzar las «legítimas aspiraciones» de todos

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El nacionalismo catalán esperaba con expectación el discurso de Felipe VI en su primera visita a Cataluña tras ser proclamado Rey de España. Artur Mas incluso pidió días atrás la mediación del nuevo Monarca en la resolución del conflicto catalán, consciente de que un cambio en la Jefatura del Estado puede abrir un nuevo tiempo para la política española.

El jefe del Estado, que presidió ayer el acto de entrega de los premios de la Fundación Príncipe de Girona, no arrojó mucha luz en este sentido, aunque sí se comprometió a que la Corona estará más presente en Cataluña a partir de ahora y apeló al «diálogo y la convivencia permanente». Insistió en la línea que marcó en su discurso de proclamación, cuando habló de una España unida y diversa, quiso lanzar un mensaje de «respeto y entendimiento» con la comunidad catalana y se esforzó en enviar gestos hacia la cultura y la lengua catalana, el «sello distintivo de esta tierra y su gente».

El primer gesto fue el viaje en sí mismo. Una semana después de su proclamación, eligió Cataluña para realizar su primer desplazamiento de su reinado fuera de Madrid. Con la iniciativa ya dejaba claro que asume que la cuestión catalana es uno de los primeros problemas que tiene que hacer frente. «Las visitas a Cataluña nos han permitido conocer y comprender mejor la realidad de Cataluña», expresó ayer. Lo dijo en Girona, una ciudad que le recibió con los balcones llenos de banderas esteladas independentistas y una manifestación soberanista a las puertas del palacio de congresos. Girona es además la zona de Cataluña donde el independentismo tiene más arraigo y fuerza.

El segundo gesto fue hacia el idioma catalán, algo que no hizo de forma tan extensiva en su alocución de hace una semana. Pronunció más o menos la mitad de su discurso en la lengua de Pompeu Fabra, reconoció la «admiración y la estima» hacia los catalanes e hizo una encendida defensa de la diversidad idiomática. «Tenemos que sentirnos orgullosos de las dos lenguas porque enriquecen el patrimonio cultural de toda España», dijo. Definió además al catalán como «nuestra lengua» y como el elemento sin el cual «no es posible comprender la cultura de esta tierra».

Plantón de Mas

Las apelaciones a la diversidad y el respeto a la lengua fueron los aspectos del discurso del Rey que más valoraron desde el Gobierno catalán hace una semana. Aun así, Mas proclamó entonces que su actitud con el nuevo rey sería «ver y esperar». Desde el primer día, el jefe del Ejecutivo autonómico ha tratado de marcar distancias -amagó con no asistir a la ceremonia de proclamación, aunque al final sí fue- y siguiendo esta línea se ausentó ayer de la entrega de premios en Girona. No estuvo presente durante el discurso, que es tanto como decir que dio plantón al Rey, y envió en su lugar al consejero de la Presidencia, Francesc Homs. Solo coincidió con Felipe de Borbón en la cena, al final de la jornada.

El presidente de la Generalitat, que quiere que Felipe VI arbitre en el conflicto catalán, confiaba en poder cerrar una reunión con él, no tanto este mismo jueves como en los próximos días. Al cierre de esta edición, aún no había trascendido el alcance del encuentro, que de todas maneras no fue a solas, sino en presencia de las decenas de invitados al acto.

El jefe del Estado, que durante los úlitmos meses como príncipe había multiplicado su agenda catalana, no desaprovechó la entrrega de galardones de la fundación que preside para defender la unidad de España y emplazó a los catalanes a «trabajar todos juntos en un proyecto que nos une». A su juicio, solo en un marco de «colaboración sincera y generosa» se pueden «alcanzar las legítimas aspiraciones». Fue la apelación de contenido más político y hay quien incluso la intrepretó como que el Rey estaba apelando al soberanismo catalán, al que le estaba diciendo que sin salirse de España, podrá conseguir algunas de sus reivindicaciones y «metas colectivas en beneficio del bien común y del interés general».