GENIO Y FIGURA
Actualizado:Hay perfiles que parecen víctimas de un destino más fuerte que uno mismo. Por ejemplo, Magdalena Álvarez, que nunca defrauda en el guión de su personaje, al que hemos podido observar tantos años en primera fila. Su salida de escena ayer parece fiel a su lema, ese de «antes partía que doblá». Se va atacando, sin admitir la mayor y como quien lanza un órdago, incluso en nombre de la salvación de España.
¿Redime una dimisión? Han coincidido en el tiempo dos bien distintas, las dos de políticos andaluces y ambos destacados en Europa. La salida de Willy Meyer , cabeza de lista de IU en el Parlamento de Estrasburgo, ha sido rápida. Al día siguiente de conocerse que tenía un fondo de pensiones en una 'sicav' con sede en Luxemburgo, el eurodiputado sanluqueño entregaba su acta. Los suyos se apresuran a encomiar su ejemplaridad, aunque no lo ha sido su conducta, porque nada más contrario al discurso de su coalición que acogerse a una de estas sociedades usadas por las grandes fortunas para escamotear impuestos y además en un paraíso fiscal. Ha sido rápido, eso sí, y ello permite a IU minimizar el daño.
Magdalena Álvarez presenta su dimisión de una manera bien distinta. Intenta hacer ver que no es por una imputación judicial, sino como consecuencia de las presiones del Gobierno español para «poner a alguien en mi puesto». Eso de morir matando. De todas las formas posibles que podía haber elegido para irse, después de que la Audiencia confirmara su presunta responsabilidad en el diseño de las 'transferencias de financiación' que pagaron los ERE falsos, ha escogido la peor. De haber dimitido en su momento podría seguir apelando a su inocencia y esperar que los hechos le dieran la razón. Su discurso de ayer no oculta que Alaya le ha puesto contra las cuerdas. Aunque caben pocas dudas de que si su filiación política fuera idéntica a la del Gobierno de la nación, la conducta de éste ante el BEI y ante la opinión pública no hubiera sido la misma.
Así estamos.