Meriam Ibrahim con su familia y sus abogados, el pasado lunes. :: AFP
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Arrestada de nuevo la sudanesa cristiana Meriam Ibrahim

La mujer liberada del corredor de la muerte el lunes vuelve a ser detenida junto con su familia en el aeropuerto de la capital del país

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Meriam Ibrahim, la presa cristiana liberada el lunes en Sudán, fue arrestada ayer de nuevo cuando, acompañada de su familia, se hallaba en el aeropuerto de la capital Jartum esperando un vuelo que había de trasladarla a ella y los suyos a los Estados Unidos. Las últimas noticias indican que la mujer y su esposo fueron detenidos por cuarenta miembros de los servicios secretos nacionales y que han sido conducidos a una base de la inteligencia donde, hasta última hora de ayer, permanecen incomunicados.

Las primeras interpretaciones del sorprendente hecho apuntaban a una presunta violación de los términos de la liberación, pero el abogado de la exreclusa desmintió ayer la hipótesis al asegurar que su salida de prisión se había producido sin ningún tipo de condiciones. Las suposiciones más fundadas señalan que la medida evidencia las contradicciones en el seno de la coalición que gobierna en Sudán, un país sumido en una compleja coyuntura política. La alianza gubernamental reúne a nacionalistas, autoridades militares y radicales islamistas frente a numerosos opositores. «Estoy muy preocupado», manifestó Elshareef Mohammed, su defensor y testigo de los acontecimientos, que describió como violentos. «Cuando la gente no respeta a los tribunales, pueden hacer cualquier cosa».

La situación de Meriam ejemplifica las contradicciones locales. Esta doctora, de 27 años, creció según los principios cristianos ortodoxos de su madre, de origen etíope, pero la ley islámica de la sharia, que rige el Estado sudanés, le otorga oficialmente la fe de su padre, un darfurí musulmán con el que apenas ha convivido. Tras su matrimonio con un sursudanés con pasaporte estadounidense, a la acusación de apostasía se le sumaba la comisión de adulterio. Un tribunal la condenó a muerte por el primero de los delitos y permaneció en prisión desde el pasado mes de agosto hasta su liberación el pasado lunes.

La respuesta internacional fue de unánime rechazo y Amnistía Internacional recibió más de un millón de firmas de apoyo. Sin embargo, las tensiones internas de la sociedad sudanesa se pusieron de manifiesto con concentraciones a favor y en contra de la decisión judicial. A principios del presente mes, un portavoz gubernamental dio a conocer su inmediata liberación, anuncio que fue posteriormente desmentido.