«Si no lo compráis, lo golpearé hasta matarlo», amenaza un comprador a los prohibicionistas. :: E. C.
Sociedad

Comer perro ya no gusta tanto

La feria gastronómica de la ciudad china de Yulin, donde la carne de can es el plato estrella, dispara la tensión entre partidarios y detractores

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En China, como en Corea y en Vietnam, se come perro. No es un tópico sin base alguna, pero tampoco es una costumbre muy extendida por el país. Y, además, el número de quienes se oponen a ella crece sin cesar. Buen ejemplo del agitado debate sobre la conveniencia de prohibir el consumo de carne de can, a la que se atribuyen propiedades vigorizantes y afrodisíacas así como la capacidad de prevenir ciertas enfermedades, es lo sucedido durante la Feria del Lichi y de la Carne de Perro celebrado el pasado fin de semana en Yulin, una localidad de la provincia sureña de Guangxi, coincidiendo con el solsticio de verano.

Tras fracasar los intentos por conseguir que las autoridades suspendiesen este acontecimiento anual, que comenzó a popularizarse en la década de 1990, activistas pro derechos de los animales trataron de evitar el sacrificio de los perros y protagonizaron momentos de gran tensión al enfrentarse a vendedores y a propietarios de restaurantes que sirven platos cocinados con estos animales. Uno de los momentos más violentos se produjo en la noche del viernes, cuando un centenar de residentes que apoyaban la celebración de la fiesta rodearon a cuatro activistas durante una hora, hasta que la Policía intervino para evitar males mayores.

Claro que algunos de los agentes no mostraron gran empatía con su causa y pidieron a los manifestantes que abandonaran el pueblo y que se llevasen consigo las pancartas en las que se leía 'Yulin, me haces llorar'. No obstante, aunque el festival se celebró tal y como estaba previsto, los residentes afirman que las protestas sí que han provocado una caída en la venta de carne de perro. «¿Por qué no tratáis de liberar también a los cerdos que van al matadero?», espetaba uno de los comerciantes. «Con estas peleas es imposible vender más de diez o veinte perros. Nuestro negocio no es ilegal. Somos ganaderos y vivimos de esto. Dejadnos en paz».

Sin duda, las movilizaciones no han sentado bien entre los habitantes que se ganan la vida con estos animales. De hecho, el episodio que más repercusión está teniendo en el ciberespacio, y el que demuestra la infinita crueldad de algunos de los comerciantes de perros, es el que ha quedado inmortalizado en una serie de fotografías en las que se ve a uno de los vendedores zarandeando a un perro sujetado del cuello por un lazo que apenas le permite respirar. «¡Si no lo compráis lo golpearé hasta matarlo!», advirtió a los activistas, a quienes demandó el pago de 400 yuanes (48 euros) para liberarlo.

El debate está servido. Hay quienes consideran que comer perro es una tradición como cualquier otra, y que lo único que se ha de respetar al respecto es la normativa relativa a seguridad alimentaria, como sucede con cualquier otro animal destinado al consumo humano. Otros, como el famoso cantante pop taiwanés Jay Chou, creen que el festival es «deplorable y absurdo», y piden que se prohíba el comercio de carne de perro. De momento, en la carta de los restaurantes de Yulin es una opción más.