EE UU sólo respaldará a un Irak unido

John Kerry aterrizó en un Bagdad amedrentado por los logros de la insurgencia suní que, bajo el liderazgo del Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL), se ha hecho fuerte en las últimas horas en las fronteras del país con Siria y Jordania. El avance yihadista es fulgurante desde la caída de Mosul el día 9 y según el primer ministro interino, Nuri al-Maliki, supone una amenaza para «la paz regional y mundial». La reunión entre el secretario de Estado estadounidense y el dirigente chií duró apenas una hora y Kerry instó a Al-Maliki a formar un Gobierno inclusivo «lo antes posible», además de prometerle ayuda «intensa y prolongada» para el Ejército en su lucha contra el EIIL. Pero en ningún momento le mostró su confianza como la persona capaz de sacar al país de la crisis.

EE UU vuelve a verse las caras con Irak. Las tropas se retiraron en 2011, después de sufrir casi 5.000 bajas, pero la guerra entre suníes y chiíes abierta por la ocupación no ha concluido y desde hace dos semanas vive un momento crítico. Desde la Casa Blanca se insiste en la necesidad de una solución política y se critica el papel de Al-Maliki por no haber sido capaz de tender puentes entre chiíes, suníes y kurdos en sus ocho años de mandato.

El cuestionado primer ministro aseguró al enviado estadounidense que se cumplirán los plazos «para la formación de Gobierno y elección de presidente», pero sabe que, pese a ganar las últimas elecciones en abril, carece de los apoyos necesarios para ser reelegido primer ministro por tercera vez consecutiva. El Parlamento se reunirá el próximo día 1 y los kurdos, sus mayores aliados en las dos legislaturas anteriores, tienen ahora claro que «Maliki debe irse», como reveló Masoud Barzani, presidente de la región autónoma kurda (KRG, por sus siglas en inglés) en una entrevista anoche en la cadena CNN. «Ha llegado el momento de los kurdos» para decidir si quieren seguir en Irak o independizarse, resumió Barzani. En la Embajada en Bagdad, Kerry vinculó el apoyo militar estadounidense contra el terrorismo a la unidad de todas las fuerzas del país. «Los líderes iraquíes deben moverse rápido y formar un Gobierno para tener el respaldo de la comunidad internacional», subrayó, para anunciar después una ayuda «fuerte y sostenida» en forma de cooperación de Inteligencia, formación militar conjunta o armamento. Y asesores como los 300 ya comprometidos por Barack Obama, para los que el Departamento de Defensa quiere conseguir ahora inmunidad legal.

Las reuniones políticas no frenaron el avance de la insurgencia. Las tribus del sur de la provincia de Anbar tomaron el puesto fronterizo de Turaibil, del que se retiraron las fuerzas de seguridad. El movimiento obligó a Amán a movilizar tropas a lo largo de los 180 kilómetros de frontera que comparte con Irak. Las tribus apoyan la revuelta contra Al-Maliki y los insurgentes tienen ya bajo su control dos de los tres pasos oficiales hacia Siria; el tercero está en manos de los Peshmerga kurdos.

Grandes agujeros negros

Las informaciones que llegan desde las zonas de conflicto son confusas y a última hora de la tarde el Ejército emitió un comunicado a través de la agencia oficial NINA en el que aseguraba que «las fuerzas de seguridad han reforzado su control» sobre los puestos fronterizos de Al-Walid, con Siria, y Turaibil, único control hacia Jordania.

Junto a las fronteras, los insurgentes lograron finalmente hacerse con Tal Afar, ciudad situada a 60 kilómetros al oeste de Mosul en dirección a Siria. Fuentes oficiales confirmaron la caída de este punto, que cuenta con un aeropuerto militar, en disputa desde hace una semana.

Como ocurre en la vecina Siria, las zonas donde opera el EIIL son grandes agujeros negros informativos. El portavoz del Ejército iraquí, Qasem Ata, denunció que cientos de soldados y civiles han sido ejecutados por los insurgentes por motivos sectarios desde el comienzo de la ofensiva en las provincias de Saladino, Nínive, Kirkuk y Diyala. «Todos son blancos de las bandas criminales del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL): suníes, chiíes, cristianos, kurdos, turcomanos», señaló el portavoz ante los medios.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó de la aparición de los cadáveres de treinta personas ejecutadas por las fuerzas iraquíes en Al-Qaem, en la frontera entre Irak y Siria. Se trataría de personas detenidas por los guardias fronterizos que fueron asesinadas antes de que éstos abandonaran el lugar ante el asalto del EIIL, según la información del OSDH. El parte de matanzas del día se completó con la muerte de al menos 71 presos cuando el convoy en el que eran trasladados de una prisión a otra sufrió una emboscada al sur de Bagdad. Este ataque en Hashimiyah, provincia de Babil, del que las autoridades no ofrecieron detalles, es una muestra más de los niveles de violencia en los que vive este país desde 2003.