Donald Tusk.
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«La alianza con EE UU no vale nada»

La filtración de unas declaraciones del ministro de Exteriores polaco pone en jaque al Gobierno, acosado por la difusión de escuchas ilegales a sus miembros

VARSOVIA. Actualizado: Guardar
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El semanario polaco 'Wprost' ha puesto en jaque al Gobierno de Donald Tusk a raíz de la publicación de una serie de declaraciones privadas, obtenidas mediante escuchas, de ministros y exministros, que han mostrado la peor cara del Ejecutivo. En una de ellas está implicado el gobernador del Banco Central, Marek Belka, y los exministros de Interior, Bartlomiej Sienkiewicz, y de Transportes, Slawomir Nowak, que supuestamente negocian tratos de favor. En la más reciente, Radoslaw Sikorski, ministro de Exteriores, asegura que la alianza Polonia-EE UU «no vale nada».

El primer ministro liberal atribuyó ayer las filtraciones a «un grupo delincuente organizado» y se negó a considerar la posibilidad de un adelanto electoral, como ha pedido la oposición. Tusk se refirió a esta crisis en su comparecencia junto al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, al término de la X Cumbre hispano-polaca celebrada en Gdansk. El primer ministro señaló que su Gobierno no puede actuar al dictado de un grupo criminal y consideró que se trataba de una actuación «cuidadosamente planificada», que pretende paralizar a todo el Ejecutivo.

El semanario 'Wprost' filtró la semana pasada una polémica conversación, mantenida en julio de 2013, entre el ex primer ministro y actual gobernador del Banco Central, Marek Belka, y dos ministros. En dicha conversación, que tuvo lugar en un restaurante de Varsovia y fue grabada ilegalmente, Belka se comprometió a dar apoyo monetario al Ejecutivo a cambio de que fuera destituido el ministro de Finanzas, Jacek Rostowski. El titular de Finanzas tuvo que abandonar el cargo cuatro meses después en una crisis de Gobierno y fue sustituido por Mateusz Szczurek, un economista con un perfil parecido al que exigió el gobernador del Banco Central.

Durante aquel encuentro los interlocutores de Belka, Bartlomiej Sienkiewicz y Slawomir Nowak, entonces ministros de Interior y de Transportes, respectivamente, le pidieron supuestamente estímulos monetarios para reactivar la economía y de esa forma intentar frenar la caída de popularidad de su formación, Plataforma Cívica (PO), frente al auge del ultraconservador y populista partido Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczynski. Si se confirman los hechos, Belka podría ser procesado por tráfico de influencias y el Gobierno de Tusk quedaría seriamente afectado. Por su parte, el gobernador del Banco Central hizo saber a través de un comunicado oficial que sus declaraciones «se han sacado de contexto» y negó que hubiera presionado al Gobierno o violado la ley durante esa conversación.

El semanario amenazó con publicar los contenidos de otras grabaciones aún más comprometedoras para el Gobierno de Tusk, como una entre un alto representante del Estado y el hombre más rico de Polonia, Jan Kulczyk. A mediados de la semana pasada, agentes de la Policía y de la Fiscalía acudieron a las oficinas del 'Wprost' para incautarse de un ordenador que supuestamente contenía información comprometedora para el Gobierno y el Estado. El director editorial del semanario, Sylwester Latkowski, se resistió a la demanda de las autoridades y el abogado de la empresa editora, Jacek Kondracki, anunció que ésta demandará a la Policía y la Fiscalía por «violar la libertad de prensa». La portavoz de la Fiscalía, Renata Mazue, negó la existencia de presiones.

El escándalo creció el pasado fin de semana al publicar el 'Wprost' el domingo una transcripción parcial de unas declaraciones atribuidas al ministro de Asuntos Exteriores, Radoslaw Sikorski. Según la revista, el político habría dicho que la relación que mantiene Polonia con Estados Unidos, que es de gran importancia estratégica para Washington en el conflicto con Rusia por la crisis ucraniana, «no vale nada» por mucho que un grupo de «pardillos» crea que es «fantástica» cuando en realidad «Polonia le ha hecho una 'mamada'» a Estados Unidos.

Al parecer, Sikorski habría hecho estos comentarios al exministro de Finanzas, ahora diputado, Jacek Rostowski. «El problema de Polonia», aseguró supuestamente Sikorski, «es que tenemos un orgullo muy superficial y baja autoestima». El ministro de Exteriores desmintió la autenticidad de esta conversación en su cuenta de Twitter y, como después hizo Donald Tusk, culpó también al «crimen organizado» de estar detrás de estas grabaciones. Preguntado por este nuevo escándalo, el primer ministro reconoció que «no se pueden admitir declaraciones inadecuadas», pero recalcó que «si se pretende que se destituya» en Polonia a unos políticos por unas conversaciones privadas, «habría que eliminar a todos» los políticos del mundo.