El Kurdistán se acerca a la independencia
Las tres principales formaciones de la región unen sus fuerzas para convertirse en un Estado
ERBIL. Actualizado: GuardarDesde la huida del Ejército de Irak, las fuerzas kurdas (Peshmerga) se han convertido en la primera línea de combate frente a los grupos armados suníes. Decenas de heridos llegan cada día al hospital de emergencias de Erbil, «la mayoría con impactos de bala o metralla», explican los doctores, que dicen no disponer de información sobre las últimas bajas sufridas. Los kurdos han avanzado hasta los límites de lo que consideran el Kurdistán histórico -hasta las montañas de Hamerin- y custodian la frontera hasta las últimas consecuencias.
«No pensamos movernos porque es nuestra tierra. Además de proteger nuestra región, protegemos a los civiles que viven allí -muchos árabes- del terror del Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL)», opina Ali Husein, responsable de la Unión Democrática del Kurdistán (UDK) en la ciudad de Erbil.
Los heridos más delicados llegan hasta la capital, el resto reciben tratamiento en los centros de salud más próximos al frente. «Tenemos la sensación de estar luchando con el Ejército de Irak porque los insurgentes emplean el arsenal que los soldados dejaron en su huida. Tienen de todo», comenta Kamal Jalal, peshmerga desde 1992. Precisamente, un mortero le ha herido de gravedad en el brazo cuando defendía los accesos a Kirkuk, la ciudad petrolera que también ha pasado a control kurdo en los últimos días.
La Región Autónoma del Kurdistán (KRG, por sus siglas en inglés) cuenta con unos cinco millones de habitantes y se divide en una 'zona amarilla' (color de la UDK, que lidera la familia Barzani y cuyo bastión es Erbil) y otra 'zona verde' (color de la Unión Patriótica de Kurdistán, UPK, del presidente Jalal Talabani, con base en Suleimania). Desde 2009 las dos grandes familias deben compartir el protagonismo con Gorran (Movimiento del Cambio), escisión de la UPK, actual segunda fuerza en el parlamento regional que se distingue por el color azul y que aspira a acabar algún día con la bicefalia que dirige los destinos del territorio desde hace décadas.
Pese a las diferencias políticas entre los partidos, la búsqueda de un Kurdistán independiente genera unanimidad entre unos líderes que en las últimas semanas han juntado filas en torno al Peshmerga. «El problema ahora es la velocidad. Creemos que hay que aprovechar el caos generado por la revuelta de los suníes para proclamar la independencia y empezar a funcionar como un «Estado soberano», opina Rebin, representante de Gorran. A diferencia de los dos partidos hegemónicos, Gorran cuenta con una sola sede en Erbil, muy modesta y con apenas seguridad en el acceso. En el nuevo Gobierno regional tendrá cuatro de las diecinueve carteras.
«Un poder compartido»
La prisa de Gorran se convierte en «paciencia» en las oficinas de la UPK donde prefieren «dar una oportunidad al sistema federal, un Irak dividido en tres partes que tengan un poder compartido, no un solo poder central como ha tratado de imponer Nuri al-Maliki, que nos ha llevado a esta crisis», apunta Rizgar Ali Hamajan, cabeza del partido en Erbil. «La independencia llegará a su debido tiempo», advierte. El partido 'verde' ha sido el más próximo a Bagdad en los últimos ocho años ya que su líder, Jalal Talabani, ha sido también el presidente de Irak, aunque desde hace meses su delicado estado de salud le mantiene alejado de la vida pública y su situación es una especie de tabú.
En la UDK también siguen valorando la opción federalista aunque «el objetivo final es la independencia. Lo que ocurre es que hay que ir viendo las circunstancias en cada momento. Nada puede ser igual tras la caída de Mosul y Tikrit, hay que rediseñar un Irak para todos, no sólo para los chiíes», apunta Ali Husein. En su opinión, «el próximo Nobel de la Paz debería ser para la KRG por ser un ejemplo de convivencia para todo Oriente Medio. Aquí acogemos a desplazados y refugiados de toda la región, de confesiones diferentes, y no hay problemas».
Los dirigentes hablan de lograr independencia, pero la región autónoma ya actúa de facto como un ente independiente. Extrae y exporta su propio petróleo -uno de los temas que Al-Maliki nunca vio con buenos ojos-, tiene sus fuerzas de seguridad (Peshmerga) y cuenta con una política externa propia hacia los países vecinos.
Las dos grandes familias controlan también las fronteras con Turquía (Ibrahim Khalil), en manos de los Barzani, e Irán (Basmagh), territorio de los Talabani. Además, los extranjeros pueden viajar a la KRG sin necesidad de pedir un visado porque lo obtienen en el mismo aeropuerto internacional. Sin un Estado reconocido, cuarenta millones de kurdos viven en las fronteras de Turquía, Irán, Siria e Irak. Perseguidos por Ankara, oprimidos por Teherán y silenciados por Damasco, es en suelo iraquí donde se han hecho fuertes tras la caída de Sadam Husein y han logrado que su pueblo sea reconocido por la nueva Constitución. Ahora quieren dar un paso más.