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Los 3.000 'hijos' de Felipe VI
Los Reyes saludaron a una nutrida representación de la sociedad en un inacabable besamanos
MADRID. Actualizado: GuardarToda la ceremonia de proclamación del nuevo monarca Felipe VI se caracterizó por la sobriedad. Una sencillez que se vio rota por una recepción a 3.000 invitados en el Palacio Real de Madrid en un besamanos inhabitual por su duración de casi tres horas y que necesitó de una parada para que los Reyes pudieran tomar un breve descanso y relajar las manos.
Los 3.000 elegidos, representantes del mundo político, cultural, económico, deportivo y social del país, así como una delegación del cuerpo diplomático, llegaron antes de las 12.00, como exigía el protocolo, a la que fuera residencia de los Reyes de España e incluso de Manuel Azaña, presidente de la Segunda República.
Hasta tres controles de seguridad hubo que franquear para entrar en el también conocido como Palacio de Oriente, lo que provocó colas y esperas entre los ilustres invitados. De esta manera en una misma fila se podía ver cómo se preparaban para enseñar la invitación y el carné de identidad ante la Policía Militar de la Guardia Real el periodista Carlos Herrera, el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el juez Fernando Grande-Marlaska o al atleta Abel Antón, entre muchos otros.
Mientras los nuevos monarcas, junto a sus hijas y los reyes Juan Carlos y Sofía, salieron a saludar al balcón del engalanado Palacio con el color carmesí, los 3.000 'hijos de Felipe VI' iban ocupando los diferentes salones que Carlos III encargó decorar al arquitecto Francisco Sabatini y a los pintores Giambattista Tiepolo y Antonio Rafael Mengs. Entre puertas de caoba maciza, mármoles españoles en embocaduras y frisos, los restos de la vajilla de bodas de Carlos III y María Amalia de Sajonia, la principal colección de tapices del mundo y bajo lámparas de arañas francesas en bronce y cristal, pequeña muestra de la gran cantidad de colecciones artísticas que alberga el edificio, los invitados esperaron hasta tres horas para saludar a los Reyes.
Se entiende que Carlos III y Carlos IV solo vivieran ocho semanas al año en el Palacio Real, en diciembre, Semana Santa y parte de julio, ya que pese al esfuerzo del personal por abrir ventanas y para hacer llegar bebidas a los invitados, un pegajoso calor se apoderó de las estancias donde los convidados miraban, buscaban y se dejaban ver.
Solo se escaparon de este ambiente cálido los miembros del Gobierno y los diputados y senadores, que resguardados en un salón diferente fueron los primeros en entrar en el Salón del Trono para saludar a los Reyes. Como marca el protocolo, el primero en cumplimentar fue el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acompañado de su esposa, Elvira Rodríguez, a los que siguieron el resto de miembros del Ejecutivo, acompañados por sus respectivos cónyuges y los expresidentes Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero. Un momento especial fue el encuentro con Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente Adolfo Suárez, con el que Felipe VI tuvo un gesto de afecto especial.
Presidentes autonómicos
Al que también es conocido como el Salón de Reinos acudió la España de las autonomías representada por los presidentes de cada comunidad. Asistieron para cumplir con los Reyes todos los dirigentes autonómicos, salvo el lehendakari Iñigo Urkullu, que pese a acudir al Congreso no fue al Palacio Real. Todas las miradas se centraron en el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, y con la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, a los que los monarcas dedicaron más tiempo en el saludo que al resto de presidentes. La mayoría de miembros del Ejecutivo central y Gobiernos autonómicos, diputados y senadores abandonaron de inmediato el Palacio Real tras el besamanos. Entre los políticos se siguió especialmente a Eduardo Madina y Pedro Sánchez, contendientes en la lucha por el liderazgo del PSOE. Madina se marchó nada más saludar junto al todavía líder socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, mientras que Sánchez, con corbata morada republicana, se dedicó a hacer campaña.
Todavía quedaban más de dos horas largas en los que los Reyes Felipe y Letizia debían atender a los agasajados. Repartidos por los salones del Palacio se podía ver a los primeros directivos de las principales empresas del Ibex-35 compartiendo charla y bandejas de canapés con exministros, deportistas o asiduos de la prensa del corazón como Isabel Preysler, la baronesa Thyssen o Paloma Segrelles. En el abundante menú de la casa Mallorca que se distribuyó en pequeñas tapas había desde arroz con bogavante o crêpe de cangrejo a croquetas y jamón ibérico, todo bañado con vino español y cerrado con cava.
Paradójicamente, no fue el fútbol el tema de de conversación que prevaleció en los corrillos de invitados. El fracaso de la selección española apenas tuvo espacio en el palique, salvo para Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco, que se empeñó en aclarar que la eliminación temprana de 'La Roja' no tenía demasiado peso en su cuenta de resultados. La conversación se centró en el calor y, con más cautela según el invitado, en la parte del discurso del Rey centrado en la renovación y relevo generacional.
Mientras, el presidente del Banco Santander, Emilio Botín, se apresuró por ser el primer banquero en saludar a los Reyes, Josep Oliu, presidente del Sabadell, departía confidencias y risas con con el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, ante la atenta mirada del conde y presidente de La Vanguardia, Javier de Godó. También se les vio en animada charla al presidente del Banco Popular, Ángel Ron, con el exvicepresidente del Gobierno y expresidente de Bankia, Rodrigo Rato. Junto al presidente de la CEOE, Juan Rosell, otros empresarios que acudieron el besamanos fueron Juan Miguel Villar-Mir (OHL), Esther Koplowitz y su hija, Esther Alcocer (FCC), José Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), César Alierta (Telefónica), Antoni Bufrau y Josu Jon Imaz (Repsol), José Manuel Entrecanales (Acciona) o Juan Roig (Mercadona), entre otros.
Escasez cultural
Se dieron cita un gran número de exministros, especialmente del Gobierno de Zapatero. Entre otros estaba Miguel Sebastián, exministro de Industria, que hizo corrillo con Manuel Pimentel, exministro de Trabajo con Aznar.
Fue significativa la escasa asistencia de representantes del mundo de la cultura pese a las conocidas y buenas relaciones de los Reyes con miembros del universo de las letras o el cine. Asistieron cantantes como Alejandro Sanz o David Bisbal, este sin corbata, la actriz Ana Duato, el humorista José Mota, el diseñador Modesto Lomba, el científico español Santiago Grisolía, el cardiólogo Valentín Fuster, el director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha o la académica Carmen Iglesias, que fue profesora del Príncipe de Asturias. Sí que hubo una buena representación del mundo del toro con los diestros Enrique Ponce, Juan José Padilla o Julián López Escobar, El Juli. Del deporte, el baloncestista Pau Gasol, que tiene una excelente relación con Felipe VI, el ciclista Miguel Induráin, las nadadoras Mireia Belmonte y Teresa Perales y el exgimnasta Gervasio Deferr.
Cuatro horas después de salir al balcón del Palacio Real, terminado el besamanos, los Reyes optaron por retirarse a descansar tras una jornada agotadora que culminó con el saludo a sus 3.000 invitados.