Felipe VI se suma al cortejo real
Las abdicaciones de Juan de Luxemburgo, Beatriz de Holanda y Alberto de Bélgica han aportado aire fresco a las monarquías europeas Es el rey más joven del viejo continente, 42 años menor que la veterana Isabel II
MADRID.Actualizado:Este martes, mientras el ya Felipe VI ultimaba detalles de su discurso de proclamación, ella se colocó el sombrero y los guantes para acudir, como cada año desde hace décadas, a las carreras de caballo de Ascot. Tal parece que es eterna. Cumple años, se hace mayor, es ya una anciana, pero la reina Isabel sigue ahí, sosteniendo la corona de Inglaterra -y en el sentido literal, no figurado- desde hace ya 62 años. «Y los que le quedan», bromean sus súbditos. Ha tenido que sortear no pocos problemas y escándalos, pero puede presumir de encabezar una de las monarquías más sólidas y valoradas. Cuando nació no estaba destinada a reinar, pero interiorizó bien su papel, porque de ahí no se apea.
Ella representa un lado de la balanza de las monarquías europeas y don Felipe, la otra. Más de cuatro décadas les separan. La realidad de una y otro ha de ser, a todas luces, bien distinta. Incluso el heredero del trono británico está más cercano, por educación, a don Juan Carlos que a don Felipe. Es Guillermo, el segundo de la lista, el heredero del heredero, quien parece poder hablar de tú a tú con el hoy Rey de España. Pero en Inglaterra nada se mueve. Salvo sorpresa mayúscula, la reina Isabel reinará hasta el día de su muerte. Bien es cierto que ha reducido su agenda, que ha anunciado que ya no hará más viajes internacionales, el último fue hace un par de semanas a Normandía, pero en su mente no se conjuga el verbo abdicar. Todo lo contrario de la reina Beatriz de Holanda, el rey Alberto de Bélgica y ahora el rey Juan Carlos de España.
Su jubilación anticipada como monarcas ha permitido rejuvenecer la realeza europea. Se dice que la generación de Felipe VI es la mejor preparada. Desde luego no será por falta de horas invertidas por los reyes en sus herederos. Pero dar paso a los jóvenes aún cuesta en las casas reales. Guillermo-Alejandro de Holanda y Felipe de Bélgica, los dos monarcas que antes de Felipe VI de España accedieron al trono, sabían desde jóvenes que no serían viejos el día que les llegara la hora.
La abdicación de Beatriz parecía un secreto a voces. Ella lo había confesado en alguna ocasión, que su intención era seguir los pasos de su madre, Juliana, y dejar la corona a los 75 años. Dijo, y así se vio, que no había mayor orgullo y motivo de júbilo para una madre que ver a su hijo convertirse en rey; que la coronación tenía que ser una fiesta, no un acto que siguiera al del entierro de otro monarca. Y parece que es quien mejor ha asumido su nuevo papel de princesa. Colabora activamente con la Corona en todo tipo de actos benéficos y culturales. Y no despega de su cara una enorme sonrisa.
No puede decirse lo mismo de quien siguió los pasos de la reina Beatriz el verano pasado. Alberto de Bélgica no estaba predestinado a reinar. Pero quiso la naturaleza que Balduino no tuviera descendencia y que él fuera su legítimo heredero. Había diseñado Palacio un plan para, una vez faltara Balduino, Alberto renunciara a sus derechos en favor de Felipe. Pero la muerte prematura del marido de Fabiola lo desbarató todo; de ahí que Alberto se colocara la corona durante dos décadas. Y ahora, en vez de contribuir a fortalecer la imagen de la Casa Real belga, se dedica a criticar, en televisiones privadas del país, la escasa asignación que le ha quedado. Flaco favor le hace al único miembro de la nueva generación de reyes que se casó con una noble.
Recluido en Palacio
El otro precedente de abdicación real se encuentra en Luxemburgo, donde Juan cedió el trono a su hijo Enrique en 2000. Desde entonces apenas se ha prodigado en actos públicos, ni siquiera en la boda del heredero, Guillermo, con Estefanía de Lannoy, se le pudo ver. Vive recluido en palacio por decisión propia.
En Liechtenstein, la opción elegida por Juan Adán fue una regencia. Sigue como jefe de Estado, pero es su hijo Luis quien toma las decisiones gubernamentales del día a día.
Tras el anuncio de la abdicación de don Juan Carlos, todos los ojos se fijaron en la reina Margarita de Dinamarca. Lleva ya 42 años en el trono. Pero ella abortó cualquier posibilidad de debate y soltó un no rotundo. Nada de ceder su puesto a Federico, de la quinta de Felipe VI.
También ha cumplido ya cuatro décadas como rey Carlos XVI Gustavo, quien tomó la corona de su abuelo, dado que su padre falleció en accidente de aviación cuando apenas tenía un año. Su heredera Victoria nació cuando su padre ya era rey.
El segundo rey más veterano de Europa es Harald de Noruega, que a sus 77 años lleva reinando desde el 91. Y Haakon preparándose desde entonces, después de que en 1990 Marta Luisa, pese a la abolición de la ley Sálica, cediera su derecho dinástico a su hermano menor.
Y en la otra Casa Real europea, Mónaco, por fin habrá continuidad dinástica. Alberto y Charlene esperan un heredero para final de año. Él ya tiene dos hijos reconocidos, pero ilegítimos. Y lo que ocurre fuera de un matrimonio real no tiene cabida en los libros de Historia.