Sociedad

Zamacois vence al olvido

Gonzalo Santonja rescata lo esencial de la obra y la figura del pionero y prolífico autor en un volumen de la Fundación Santander

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La invención del 'El cuento semanal' que con sus enormes tiradas profesionalizó a escritores como Baroja, Valle-Inclán o Unamuno fue solo una de las innovaciones de Eduardo Zamacois (Pinar del Río, Cuba, 1876 - Buenos Aires, 1971) gran, olvidado y prolífico autor que conoce, por fin, un «necesario y justo rescate», según el catedrático de Literatura Gonzalo Santonja. 'Cortesanas, bohemios, asesinos y fantasmas' es un repaso a lo esencial de la obra y la figura de Zamacois, un pionero a caballo entre la generación del 98 y la del 14. Con un registro múltiple de lo social a lo fantástico, pero encasillado en la novela galante, fue un original narrador, periodista, memorialista, cineasta, conferenciante y viajero.

La colección 'Obra fundamental', de la Fundación Santander, rescata a «un auténtico visionario de las letras y el periodismo», según Santonja, prologuista y antólogo del libro. «Publicarlo es un acto de justicia inapelable contra el olvido del que tuvieron por maestro González Ruano y Umbral, un adelantado a su tiempo, y quizá por ello, incomprendido». Con más de 130 títulos publicados, Zamacois murió a los 98 años en el exilio argentino, «después de una vida pródiga en aventuras personales y literarias y de ganar a Azorín su apuesta por quién exhalaría más tarde el último aliento».

Republicano liberal sin adscripción política ni partido, de veleidades anarcoides, «fue un español del éxodo, pero no del llanto». «Jamás lamentó su vida peregrina, la de un exilado hiperactivo que vivió siempre de lo que escribía y que solo con 70 años accedió al estatus de funcionario en Argentina». «Narrador de lo misterioso y lo recóndito», según Santonja, también fue pionero en la ficción testimonial. «Enemigo de inventar, se hizo encarcelar como un preso más para escribir su novela carcelaria 'Los vivos muertos', presenció las ejecuciones de los asaltantes al expreso de Andalucía en 1923, no comió una temporada para experimentar el hambre de sus personajes, siempre gentes humildes, populares y de clase media», acota Santonja.

Inventor de la novela de quiosco, se sacó del magín 'El cuento semanal', todo un fenómeno con tiradas de hasta 60.000 ejemplares. Aclimató la novela naturalista y creó la galante. Fue editor, corresponsal de guerra -memorable su 'Asedio de Madrid', de 1938-, y facturó cuentos, ensayos, dramas teatrales, las memorias 'Un hombre que se va', y miles de artículos periodísticos en diarios españoles y americanos. «Dobló películas para Columbia y Paramount en Nueva York, escribió para el 'Reader's Digest', y firmó más de 40 novelas radiofónicas en México que serían precursoras de los culebrones», destaca Santonja. Nunca estuvo satisfecho de su obra «y acaso se sintiera un escritor derrotado por la vida, por más que admitiera ser un olvidado, pero no un vencido de la vida».

Tan activo y original como Ramón Gómez de la Serna, fue también responsable del pionero proyecto 'El espectáculo, en el que casó imagen y palabra. Aunó en 1916 a figuras como Julio Romero de Torres, Valle-Inclán, Azorín, Baroja, Pérez Galdós, y Ramón y Cajal presentándolos en unas películas hoy pedidas que daban paso a sus conferencias para divulgar «lo que hoy llamamos marca España», a través de las personalidades culturales más importantes. Volvió a España en los 70, pero, como Max Aub, encontró un país irreconocible y con enorme dolor cruzó de vuelta el Atlántico y permaneció «lúcido y activo en Argentina hasta el mismo día de su muerte».

El volumen contiene los mejores cuentos de terror de Zamacois, una obra teatral, sus brillantes artículos y unas semblanzas nunca complacientes de grandes coetáneos. La de un Baroja que «confunde deplorablemente la ironía con la bilis» o un ególatra Unamuno «incapacitado para crear tipos que no actuasen y hablaran como él, que nunca fue un verdadero novelista».

Incluye cartas inéditas de Umbral, Margarita Nelken, Gómez de la Serna o Jean Cassou, las de Zamacois a Negrín o a José Manuel Lara. También las epístolas a su sobrino «que muestran el carácter y la humanidad de un personaje irrepetible que murió a caballo entre tres generaciones», y una misiva inédita a Julio Romero de Torres en la que se documenta la creación de su película.

Se ha rescatado un insólito y valioso documento sonoro, 'De viva voz. Aforismos y reflexiones inéditas' que se puede descargar gratuitamente desde la página web de la Fundación Santander. Lo registró el periodista argentino Rodolfo Schelotto cuando Zamacois tenía 94 años y aun son hoy «una muestra de su ingenio y la profundidad».