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Chiclana

Una Feria en vela

Más de 100 agentes de la Policía Local, Guardia Civil, Protección Civil y Cruz Roja velan porque las noche se salden sin incidentes

J. A. CAÑAS
CHICLANAActualizado:

Lo suyo es trabajar al calor de la diversión. La ecuación es infalible: a mayor concentración de personas y fiesta mayor trabajo para ellos. Para algunos (principalmente esos que tienen algo que ocultar), su presencia es sinónimo de fin de la diversión, para otros es signo de tranquilidad y seguridad. Para unos y otros las fuerzas de seguridad son los encargados de velar por el correcto funcionamiento de la Feria de San Antonio. Una labor que desde el pasado miércoles realizan de forma constante las 24 horas del día, pero que se ve reforzada en las noches de la Feria, momentos en el que su presencia es clave para garantizar el correcto devenir de una feria que en lo que va de días está siendo especialmente tranquila.

En la madrugada del viernes al sábado 40 policías locales, 32 guardias civiles, 20 efectivos de Protección Civil, diez miembros de Cruz Roja y dos bomberos fueron los encargados de esta labor. El resultado de la noche fueron tres detenidos por desobediencia a la autoridad por una pelea (y precisamente no en el Feria, sino en el Torno) y otras dos detenidas más por robo de móviles en el recinto ferial. Poca cosa si atendemos al hecho que durante unas horas miles de personas se concentran en un punto para divertirse con alcohol y otras posibles sustancias de por medio.

«La feria antes era otro concepto, ahora está mucho mejor», reconoce Salvador Ábalos, inspector del área operativa de la Policía Local de Chiclana y responsable de coordinar el operativo durante las madrugadas de la Feria. Y ya son muchas ediciones, concretamente 28, «se puede decir que hablo con perspectiva histórica», aclara entre risas. Lo cierto, es que ha llegado a ver de todo, desde el incidente con los cohetes de hace unos años batallas a botellazos en el interior de casetas. «Eso era antes», explica, aunque si fuera hoy estarían preparados. De hecho, la Feria es el mayor operativo de seguridad al que se enfrenta Chiclana y se prepara con tiempo.

Concretamente, desde enero se llevan realizando reuniones que culminaron poco antes de la Feria con la Junta Local de Seguridad. El resultado es el llamado Plan de Emergencias y Autoprotección del Recinto Ferial, uno de los documentos de seguridad para eventos más completos de la provincia. En este operativo se fija desde el ancho de los viales de la feria hasta la existencia de una vía de servicio que bordea el perímetro de Las Albinas y que es como la gran columna vertebral de la seguridad de la fiesta. En uno de las rondas por dicha vía, dos policías controlan el correcto funcionamiento de la Feria además de servir como vía de emergencia para un posible desalojo.

A la Policía Local corresponde controlar el tráfico y el cumplimiento de ordenanzas municipales en materia de medioambiente, venta ambulante, consumo de estupefacientes o actos vandálicos. Además, de servir de apoyo a la seguridad ciudadana de la Guardia Civil. Por ello, durante la noche realizan patrullas tanto por el interior del Real a pie, por las vías de servicio en vehículo y por el centro de la ciudad. «No podemos desatender al centro en estos días por lo que también está vigilado», reconoce Ábalos. En esas vueltas, su experiencia ya les indica quién o dónde puede encontrarse el foco de un futuro problema y «pocas veces» se equivocan. De esta experiencia adquirida, saben que el foco de posibles problemas está en la zona joven, esa que tendrá que ser objeto del desalojo a las 5 de la mañana.

Todo coordinado

En su labor no están solos. De hecho, un puesto de coordinación de la Cruz Roja trabaja bien cerca de las dependencias de la Policía Local y la Guardia Civil. Miriam Parra y Hugo García están en su interior, coordinando posibles avisos en un centro de control que nada tiene que envidiar a la mejor oficina. En torno a las 3 de la madrugada reciben un aviso: una intoxicación etílica con posible consumo de estupefacientes que obliga a movilizar una de las tres ambulancias (la UVI) para trasladar a la paciente al Hospital de Puerto Real. «Es la primera vez que se mueve, es una Feria tranquila», reconoce Parra. De hecho, intoxicaciones etílicas leves, torceduras de pie o cefaleas son las atenciones más usuales.

Francisco Javier Reina, sargento de la Guardia Civil encargado de dirigir el operativo de su cuerpo en la Feria, corrobora esta idea. «No ha habido muchas incidencias, en la línea del año pasado», reconoce justo antes de comenzar el desalojo. La idea, «vaciar el recinto ferial para que puedan entrar los servicios de limpieza», aclara.