Los Premios Príncipes de Asturias distinguen a la Fundación Fulbright
La entidad, que ha repartido más de 300.000 becas en unos 150 países desde 1946, recibe el galardón de Cooperación
MADRID.Actualizado:«Que las naciones aprendan a vivir en paz y amistad». Éste fue el propósito por el que el senador James William Fulbright creó en 1946 el programa de becas que lleva su nombre, precisamente poco después del final de la Segunda Guerra Mundial. Este político estadounidense estaba convencido de que con «un poco más de conocimiento, un poco más de razón y un poco más de compasión en los asuntos internacionales» los diferentes países lograrían entenderse mejor y se evitarían así nuevos conflictos.
Es difícil saber si gracias a este proyecto nos hemos librado de alguna guerra, pero lo que sí es un hecho rotundo es que ha contribuido a «mejorar y estrechar los lazos y el mutuo entendimiento entre los ciudadanos del mundo». Ésta es una de las razones por las que la Fundación Fulbrigth fue galardonada ayer con el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.
A día de hoy, este proyecto ha contribuido a que más de 300.000 titulados universitarios de unos 150 países hayan continuado con su formación en reconocidas universidades, entre ellos 45 premios Nobel (una clara muestra del prestigio del que gozan), 86 premios Pulitzer y cinco premios Príncipe de Asturias.
El jurado -presidido por el exministro de Educación y de Defensa Gustavo Suárez Pertierra- ha valorado «su voluntad de mejorar la educación global de nuestros jóvenes». «Este esfuerzo colectivo a lo largo de más de medio siglo se ha traducido, entre otras realidades, en la creación de una extensa red de antiguos alumnos que han contribuido a la mejora de la sociedad, incrementando la colaboración y el intercambio de ideas en un contexto multicultural», resaltó el jurado en su acta leída en Oviedo, sede de los galardones.
El programa Fulbright se articula en España a través de la Comisión de Intercambio Cultural, Educativo y Científico entre España y los Estados Unidos, principal instrumento para canalizar la cooperación académica entre los dos países. Desde su creación, en 1958, la Comisión ha seleccionado, en base a sus méritos académicos y profesionales, a más de 5.000 becarios españoles y 2.000 norteamericanos, que han estudiado, enseñado e investigado en sus respectivos países, pero por encima de todo han podido intercambiar ideas y contribuir a encontrar soluciones a retos e intereses de alcance global. Entre estos jóvenes figura el príncipe Felipe, que en 1993 aceptó una beca honorífica para estudiar un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown de Washington.
Otros beneficiados
Pero no es la única personalidad que ha sido becario Fulbright. Escritores como Miguel Delibes o Ana María Matute, políticos como Pascual Maragall, Javier Solana, Josep Borrell o Pilar del Castillo, cineastas como Daniel Sánchez Arévalo o científicos como Mariano Barbacid también han sido algunos de sus beneficiarios. La Comisión ha anunciado que la dotación del premio, 50.000 euros, se destinará a la creación de una nueva beca, denominada 'Fundación Príncipe de Asturias-Fulbright'.
La financiación del Programa procede principalmente del Congreso de los Estados Unidos, aunque también cuenta con el apoyo económico de entidades públicas y privadas de este país, así como de los estados participantes del programa. Los estudiantes que cada año aspiran a lograr una de estas prestigiosas becas (solo 8.000 lo consiguen) son evaluados por sus méritos académicos, así como por su potencial de liderazgo. El programa ofrece diversas opciones en función del nivel académico de sus participantes, dependiendo de si éstos están ya doctorados o no.
La Fundación Fulbright se ha impuesto a otras veinte candidaturas, entre las que figuraban las del Alto Comisario de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR); el ex primer ministro portugués, Antonio Guterres; el expresidente chileno Ricardo Lagos, o las Fuerzas Armadas españolas, al cumplirse 25 años de su primera participación en misiones de paz.
En los últimos años el premio de Cooperación Internacional recayó, además de en la sociedad Max Planck, en la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, el filántropo estadounidense Bill Drayton, The Transplantation Society y la Organización Nacional de Trasplantes y la Organización Mundial de la Salud.