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India es incapaz de proteger a sus mujeres
La sociedad machista del país impide el desarrollo de las adolescentes y las condena a una discriminación que se refleja en la educación
SHANGHÁI. Actualizado: GuardarLa macabra cronología de los hechos se repite una y otra vez en India: una mujer desaparece por la noche cuando sale de su casa, los familiares y amigos inician su búsqueda al cabo de unas horas, la encuentran muerta colgando de un árbol, la Policía confirma que ha sido violada en repetidas ocasiones y se llevan a cabo varios arrestos. Sucedió el miércoles con una mujer de 44 años y la historia se repitió ayer en el mismo Estado -Uttar Pradesh- con una adolescente de 16. Ya van cuatro en menos de un mes y la Policía reconoce que esos son sólo los casos que han saltado a la prensa por su especial brutalidad.
El número de mujeres violadas y asesinadas en ese período es mucho mayor y no parece que la indignación que provocan crímenes como los dos últimos cometidos suponga un freno para quienes los cometen. Es más, las víctimas ni siquiera están a salvo con los agentes de las fuerzas del orden que deberían protegerlas: también el miércoles, tres policías fueron detenidos por haber violado a una mujer que había acudido a su comisaría para pedir la liberación de su marido. Se suman a los dos agentes que ya están entre rejas acusados de omisión del deber y posible complicidad en el caso más terrorífico del año: el que acabó con la vida de dos primas de 14 y 15 años, que fueron violadas y ahorcadas en el distrito de Badaun por cinco hombres el pasado día 29.
Todo ello es muestra de que las bellas palabras que los políticos pronuncian sobre la necesidad de combatir la violencia machista no se traducen en mejoras notables. «Respetar y proteger a las mujeres debería ser una prioridad de los 1.250 millones de personas de este país», dijo el nuevo primer ministro, Narendra Modi, en su primer discurso ante el Parlamento. «Todos estos sucesos deberían hacernos reflexionar. El Gobierno tendrá que actuar. El país no esperará y la gente no se olvidará», apostilló.
Sin embargo, no parece que el problema tenga solución fácil. Ni rápida. «La sociedad india es extremadamente patriarcal y la mujer está completamente subordinada al hombre», explica a este periódicos Doreen Reddy, directora del Programa Mujeres de la Fundación Vicente Ferrer en la ciudad india de Anantapur. «Como la mujer va a vivir a casa del hombre cuando se casa, la discriminación que sufre en la familia, que no ve necesidad de invertir en ella, es total: no se le proporcionan ni buena educación ni buena comida, y eso impide su desarrollo. La violencia de género es un efecto colateral de esta coyuntura social».
Pagar más dote
Curiosamente, en el entorno urbano la situación tampoco es mucho más prometedora. «Es cierto que en las ciudades las mujeres son más libres y tienen mayor capacidad de decisión, pero es precisamente esa liberación la que provoca un choque aún mayor con el machismo de unos hombres que reaccionan con violencia ante un nuevo tipo de mujer que les da miedo», añade Reddy. «Además, para muchas familias, tener una hija educada es un problema, porque tendrán que pagar una dote más elevada para casarla con un hombre educado. No podemos olvidar que los matrimonios 'por amor' suponen sólo en torno al 5% del total».
En cualquier caso, Reddy considera que la información sobre los casos de violaciones y asesinatos terminará revirtiendo en una mejora de la situación de la mujer, «porque han dejado en evidencia la brutalidad de unos hombres que consideran que ellas sólo existen para obedecer».
La sociedad va tomando conciencia, «pero harán falta al menos dos generaciones más para lograr cambios notables». Hasta entonces, sobre todo en zonas rurales y entre las castas más bajas, las mujeres seguirán siendo violadas y asesinadas.