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Al-Qaida controla ya la frontera entre Siria e Irak
Los yihadistas consolidan su avance con la conquista de Tikrit, la simbólica ciudad natal de Sadam Husein
Actualizado: Guardar«Con el permiso de Alá, no cesaremos esta serie de benditas conquistas hasta que Dios cumpla sus promesas o nosotros muramos», rezaba el comunicado colgado por el Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL) en los foros yihadistas tras la «liberación» de la ciudad de Mosul. El grupo radical cumplió su palabra con la toma 24 horas más tarde de Tikrit, localidad natal de Sadam Husein situada 160 kilómetros al norte de Bagdad. También entraron en la vecina Baiji, donde se encuentra la principal refinería de petróleo de Irak, pero fuerzas de elite iraquíes, en colaboración con clanes tribales, recuperaron en poco tiempo este enclave, informó la televisión oficial Al-Iraqiya.
El EIIL vive su mejor momento desde que decidió unificar los frentes de Irak y Siria en abril de 2013 para establecer un califato y ya es el dueño de la frontera entre los dos países. Desafiando a Damasco, Bagdad e incluso a la cúpula de Al-Qaida, que le pidió la retirada de suelo sirio para dejar operar al Frente Al-Nusra en solitario, los hombres liderados por Abu Bakr el-Bagdadi tomaron el martes Mosul, la tercera ciudad más importante del país después de Bagdad y Basora, y 24 horas después comenzaron las operaciones en las provincias de Salahedín y Kirkuk. Según los foros yihadistas, el papel de Abu Omar el-Shisheni, emir del grupo al norte de Siria, es clave en este avance en suelo iraquí de los últimos días y le califican de «cerebro» de una operación que ha dejado patente la fragilidad del gobierno de Bagdad.
Con las fuerzas de seguridad huyendo en estampida, los Peshmerga -fuerzas armadas kurdas- son la única oposición al avance insurgente en el norte del país y el ministro de Exteriores, Hoshiar Zebari, apeló a la colaboración entre Bagdad y Erbil para dar la vuelta a una situación «dramática». Allí donde no lleguen los milicianos kurdos, el clérigo chií Moqtada al-Sadr propuso desplegar «brigadas para proteger los lugares santos», un adelanto de lo que puede ocurrir si el EIIL decide asaltar Samarra, ciudad donde se encuentra la mezquita de El-Askari, sagrada para los chiíes, cuya destrucción en un atentado en 2006 supuso el estallido de la guerra sectaria.
Además del golpe simbólico en Tikrit, el EIIL controla las provincias de Anbar y Nínive lo que le otorga el dominio total de la frontera siria. En este país se mantiene como la principal fuerza insurgente en Raqqa y Deir Ezzor, lo que supone su supremacía a ambos lados de la línea divisoria. La doble guerra que mantiene contra el régimen de Bashar el-Asad y los grupos rebeldes sirios, con quienes se disputa el control de las zonas sin presencia del Gobierno, no han minado la capacidad operativa de un grupo que recluta combatientes de todo el mundo para su yihad (guerra santa). Cada operación está perfectamente publicitada en las redes y sirve de gancho para el alistamiento de yihadistas.
Apoyo internacional
El éxito en Irak no tardó en cruzar una frontera ya inexistente y los milicianos del grupo en Deir Hafer, provincia de Alepo, repartieron dulces y regalos entre los vecinos para celebrar la caída de Mosul, según se pudo ver en imágenes difundidas en foros yihadistas. Justo lo contrario que las autoridades de Damasco, cuyo Ministerio de Exteriores emitió un comunicado ofreciendo «todo el apoyo necesario» a Bagdad en el que enmarcaron los logros del EIIL dentro de la «conspiración global contra los pueblos de Irak y Siria a través de una invasión terrorista apoyada desde el exterior».
Irán y Estados Unidos también se pusieron inmediatamente a disposición del Gobierno iraquí. Mientras el ministro iraní de Exteriores, Javad Zarif, brindó todo tipo de apoyo de la República islámica «para luchar contra el terrorismo»,
El ex vicepresidente iraquí Tarek Hashemi, en búsqueda y captura por su presunta vinculación con ataques terroristas en Bagdad, definió el avance militar insurgente como «revolución de los oprimidos». Una muestra más de la enorme distancia que separa a suníes y chiíes, en el poder de la mano del primer ministro Nuri al-Maliki desde el colapso del régimen de Sadam Husein. El EIIL cuenta con el respaldo de grupos como el Ejército Naqshbandi, liderado por el ex número dos de Sadam, Ezzat el-Douri, el rey de bastos de la baraja de los hombres más buscados que confeccionaron los americanos, y está formado por miembros del antiguo partido Baaz y de su 'mujabarat' (policía secreta).
Los milicianos del EIIL dedicaron sus primeras horas de control sobre Mosul a hacerse con el arsenal abandonado por las fuerzas de seguridad -incluidos helicópteros-, vaciar las cajas de los bancos y asaltar el consulado general de Turquía, donde tomaron como rehenes a 49 personas, entre ella el cónsul general, siete miembros de las fuerzas especiales y varios niños. Estos ciudadanos turcos se suman a los 28 camioneros de la misma nacionalidad secuestrados la víspera tras la toma de la ciudad.