Agresiones a sanitarios
Actualizado: GuardarNo recetar el medicamento propuesto por el paciente, desacuerdo con la opinión del médico, emisión de informes diferentes a los exigidos por el usuario, discrepancia sobre el estado de incapacidad laboral. Se trata de algunos de los motivos de las lesiones físicas o de las amenazas, injurias, vejaciones o coacciones a las que se ven sometidos, con demasiada frecuencia, los profesionales sanitarios, tanto el personal médico como el de enfermería. El 25% de la violencia en el ámbito laboral se produce en el sector sanitario y las agresiones a los profesionales de la salud representa, desde hace demasiado tiempo, un problema cotidiano que se observa en todos los niveles asistenciales pero, especialmente, en Atención Primaria. Aunque las cifras descendieron ligeramente en el 2012, la evolución de las agresiones a los profesionales del SNS ha ido creciendo paulatinamente y, si uno se atiene a las agresiones denunciadas, el 7% de la plantilla del SAS ha sido objeto alguna vez de violencia en su trabajo. Desgraciadamente la provincia de Cádiz no escapa de esa tendencia. Y no es más que la punta del iceberg porque, en la mayoría de los casos, especialmente cuando la agresión no conduce a lesión física, que se calcula son dos de cada diez, el acto violento no se denuncia. Tras el asesinato por un paciente de una joven médico en Murcia en el año 2009, la Organización Médica Colegial puso en marcha el Observatorio Nacional de Agresiones cuyos datos, junto con los aportados por el Consejo General de Enfermería, ofrecen unas cifras realmente preocupantes: 30.416 profesionales agredidos en los últimos años. Cifras que se quedan pequeñas si, tal como indica el Informe de la Subdirección General de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud, los casos denunciados representan un porcentaje muy pequeño del conjunto de las agresiones. Al margen de que la violencia nunca tiene justificación, si de algo podemos sentirnos orgullosos en nuestro Sistema de Salud es precisamente de nuestros profesionales sanitarios. Y por eso urge que, tal como ocurre desde hace algunos meses con el profesorado, las agresiones al personal sanitario en sus puestos de trabajo sean consideradas atentado a una autoridad.