Susana Díaz, ayer, durante la presentación de las hermandades a la Virgen del Rocío. :: JULIÁN PÉREZ / EFE
ESPAÑA

El PSOE espera a que Susana Díaz pronuncie su última palabra

Madina tiene claro que peleará por la secretaría general en cualquier caso y Pedro Sánchez cree no tener nada que perder

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Es cuestión de días que los aspirantes a sustituir a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE revelen sus cartas. La abdicación del Rey y el procedimiento parlamentario necesario para llevar a término su sucesión automática por el Príncipe de Asturias se ha interpuesto en el calendario y apenas deja espacio para grandes lanzamientos, pero la cuenta atrás ya ha comenzado. El jueves, a menos de 24 horas de que se abra el plazo de recogida de avales entre los militantes, las incógnitas quedarán despejadas. Y todas las miradas siguen puestas en la decisión final de Susana Díaz, la gran deseada.

No es que el resto de los aspirantes vayan a dar un paso atrás si la presidenta de la Junta de Andalucía acaba por sucumbir a las presiones de los secretarios generales de distintas federaciones y también de parte de su propio territorio. Se trata más bien de que, sin su concurrencia, el escenario obligaría a todos aquellos que ya se han pronunciado a su favor -entre ellos los barones de Madrid, la Comunidad Valenciana, Aragón, La Rioja, Navarra, el País Vasco, Canarias o Murcia- a recolocarse si es que quieren, y eso es lo que esgrimen una y otra vez, un congreso de unidad. Una unidad que ya ha empezado con el clima algo embarrado. Como lo definía hace unos días un miembro de la ejecutiva, «el partido ha entrado en pánico orgánico».

Eduardo Madina, que forzó la convocatoria de un congreso no ortodoxo en el que sean los militantes y no los delegados quienes voten al futuro secretario general, ya ha decidido, según aseguran en su entorno, que luchará por «devolver la ilusión» al partido pese a quien pese. Por el camino ha perdido el apoyo de muchos capitostes, como el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que, paradójicamente, no hace tanto -cuando de lo que se hablaba era de primarias abiertas para elegir al cabeza de cartel para las generales y los socialistas aún vivían en el espejismo de su recuperación- lo defendía como el único que no dividía al PSOE. Ahora apuesta por Díaz y así se lo ha trasladado, con poco efecto sobre su decisión personal, al joven dirigente vizcaíno.

Pedro Sánchez, el último en incorporarse a las quinielas, tampoco parece dispuesto a renunciar a sus «ganas» de liderar el principal partido de la oposición a pesar de que algunos de sus más relevantes apoyos ya le han advertido de que si Susana Díaz da el paso se arriesga no ya a perder sino a fracasar en el intento de lograr el número mínimo de avales necesarios para poder someter su candidatura al voto de los militantes el próximo 13 de julio. El diputado madrileño tiene ambición y poco que perder. «Hace unos meses nadie hablaba de mí; ahora estoy en las quinielas por derecho propio», proclamó ayer en un gesto que habla a las claras de sus intenciones.

Osadía

Frente a la cautela de Madina, que aún no ha dado la más mínima pista de en qué consiste su «proyecto de transformación histórica», Sánchez hizo alarde de su osadía al lanzar una propuesta que, sin duda, puede incomodar a los más tradicionales, y eso que aún no ha confirmado que vaya a estar en la carrera. Pretende que se sometan a referéndum interno asuntos, a su juicio, «relevantes» como una reforma sobre la ley de partidos y la ley de financiación de formaciones políticas así como los sueldos públicos. Y, además, se puso provocador al abogar por quitar «privilegios» a la Monarquía como la irresponsabilidad penal del Rey.

En su entorno afirman que son muchos los que le han garantizado el apoyo si la presidenta andaluza opta por dedicarse por entero a sus actuales funciones. En ese caso, quizá haya alguna otra candidatura inesperada, pero parece poco probable porque dispondrían de escaso margen temporal. Ahora bien, hay quien lo sopesa; entre ellos el ex número uno en el Parlamento Europeo, Juan Fernando López Aguilar.

Mientras Susana Díaz sigue sin pronunciarse, los exégetas del partido tratan de leer las señales que llegan desde Andalucía. Una la dio el número dos de la federación más poderosa del PSOE, Juan Cornejo, quien defendió que la secretaría general y la presidencia de la Junta son compatibles y dio respuesta a los ataques del PP ante la eventualidad de que la región vuelva a tener una «presidenta interina». «Lo primero es y va a ser siempre Andalucía», dijo.