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Sociedad

El cronista de las cloacas de Estados Unidos

El cineasta ha firmado controvertidas películas sobre figuras capitales de la historia del país como John F. Kennedy, Richard Nixon o George W. Bush Edward Snowden, protagonista del escándalo de espionaje, será el próximo objeto de disección de Oliver Stone

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Apasionado, irreverente, controvertido, excesivo, grandilocuente y siempre sorprendente. Cualquiera de esos calificativos se pueden emplear para definir la trayectoria de Oliver Stone, 'outsider' del cine estadounidense que se ha labrado una carrera a base de zaherir los pretendidos valores por los que se rige el país del Tío Sam. Una superpotencia capaz de apresar bajo su bota militar a casi cualquier adversario pero que, sin embargo, tiembla cuando se liberan los demonios que ella misma gesta. Son estos, y no los héroes, quienes han deparado la gloria al más incómodo de los realizadores. Soldados atormentados, tiburones de los negocios, inadaptados que pasan a la historia gracias a un golpe de suerte, mandatarios incapaces de lidiar con sus fantasmas e incluso jóvenes descarriados que terminan llegando a la Casa Blanca. De todos se ha servido para golpear el corazón del sueño americano. Una nómina a la que próximamente se unirá el hombre que ha puesto en jaque a todo un Nobel de la Paz al destapar la tupida red de espionaje por él tutelada, Edward Snowden.

El anuncio de que Oliver Stone se encuentra trabajando en una cinta basada en el libro 'The Snowden Files: The Inside Story of the World's Most Wanted Man', firmado por el periodista Luke Harding, ha provocado algún que otro sudor frío en los cenáculos del poder. El irreductible cineasta vuelve a la carga dispuesto a demoler la versión oficial de otra Administración estadounidense. «Esta es una de las grandes historias de nuestro tiempo», ha apuntado Stone, quien ha tachado de «verdadero desafío» el proyecto de diseccionar la odisea vivida por el excontratista de la NSA desde que optase por abandonar su vida en Estados Unidos para emprender una desesperada huida que le llevaría a Rusia con el fin de revelar el alcance del programa de vigilancia de la supersecreta agencia a la que sirvió.

Pero si algo ha demostrado Stone a lo largo de los años es que no se arredra ante ningún reto. Hijo de un corredor de bolsa, bebió el amargo trago de que hizo objeto el Vietcong a los estadounidenses lanzados a los campos de batalla de Indochina. Recibió el Corazón Púrpura, pero aquella experiencia sentaría las bases de la corrosiva mirada que siempre ha dirigido a su país. En Vietnam situaría la película con la que accedería a las grandes ligas, 'Platoon', y las incurables heridas que dejó en el alma de la sociedad estadounidense, personificadas en la figura de un Ron Kovic con el rostro de Tom Cruise, le valdrían su segundo Oscar como mejor director.

Gurú

Stone había encontrado su discurso y desde entonces apenas se ha apartado de él, convirtiéndose en una suerte de gurú para quienes gustan de disparar contra las verdades establecidas. Espoleado por el éxito comercial de sus filmes, consiguió que los estudios de Hollywood le dejasen operar a su antojo, incluso cuando puso en su punto de mira a los mandamases del capitalismo en 'Wall Street'.

En 'JFK. Caso abierto' fue un paso más allá. Desmontó el 'Informe Warren', sacudiendo de tal forma la conciencia del pueblo estadounidense que forzó al Gobierno a revisar las leyes de acceso a documentos clasificados. Producto tanto de la genialidad de Stone como de sus excesos, la cinta protagonizada por Kevin Costner sembró para siempre la duda sobre la versión oficial del asesinato del presidente Kennedy.

Y cuatro años después abrió en canal a quien fuera el más furibundo adversario del primer presidente católico de EE UU en 'Nixon', un largometraje en el que se sirvió del camaleónico Anthony Hopkins para reflejar las luces y numerosas sombras de un estadista atrapado por el odio que profesaba a quien años atrás le arrebatase el cargo que tanto ambicionaba.

Frisando el cambio de siglo, su apetito parecía saciado. Incluso el 11-S amansó por un momento a la fiera. Se dedicó a loar el valor de los pequeños grandes héroes que debieron hacer frente a la tragedia en 'World Trade Center'. Y aunque recuperó a Gordon Gekko aprovechando el hastío hacia el capitalismo salvaje derivado de la crisis financiera mundial, parecía más interesado en dos personajes denostados por EE UU, Fidel Castro y Hugo Chávez.

Puro espejismo. El 'enfant terrible' que siempre será vuelve a cargar el fusil para revisar uno de los mayores escándalos de la historia de cuantos han protagonizado los servicios de inteligencia. ¿Héroe o traidor? ¿Idealista o topo? Las preguntas que, un año después de convertirse en el hombre más buscado, siguen gravitando en torno a Snowden, tendrán cumplida respuesta por parte de Stone. Otra cosa es que esta satisfaga a todos.