Colombia y las FARC acuerdan las bases del diálogo de paz

Una comisión «plural y equilibrada» de las distintas víctimas del conflicto armado que desde hace 50 años desangra Colombia participará en el diálogo de paz establecido en La Habana entre representantes del Gobierno colombiano y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). El acuerdo anunciado ayer fija además la hoja de ruta para agilizar el proceso de paz y los mecanismos para el trabajo de la mesa. A siete días de los comicios presidenciales, la noticia podría resultar muy beneficiosa para Juan Manuel Santos, que busca distanciarse de su rival Óscar Iván Zuluaga incidiendo en la necesidad de lograr la paz para el crecimiento del país.

Ambas delegaciones comparecieron junto a los mediadores de Cuba y Noruega. Estos últimos leyeron el comunicado conjunto número 37, que es una declaración de principios sobre cómo manejarán el delicado punto cinco de la agenda, el más sensible de los seis pactados dos años atrás. El informe 'Basta ya. Colombia: Memorias de guerra y dignidad', publicado en 2013, documentó cerca de seis millones de víctimas en todo el país, de las cuales la mayoría, 5,71 millones, corresponden a casos de desplazamiento forzado.

Diez principios

Los negociadores pactaron tratar este tema en el marco de diez principios, entre ellos, el reconocimiento de «todas» las víctimas, la asunción de las respectivas responsabilidades, la indemnización de los damnificados y la satisfacción de sus derechos, así como el esclarecimiento de la verdad, la garantía de no repetir los hechos del pasado y el principio de reconciliación.

Adicionalmente, acordaron la creación de una subcomisión técnica para avanzar en el punto tres de la agenda para «el fin del conflicto». Del mismo modo, también crearán otra comisión histórica que recopile el testimonio de todas las voces y complemente la labor de la Comisión de la Verdad.

Posteriormente, Humberto de la Calle, jefe de la delegación gubernamental, leyó una declaración en la que aseguró que «el siguiente paso, tras acordar estos principios, es escuchar a las víctimas.

La guerrilla, también por separado y sin responder preguntas -nadie quiere arriesgarse a abrir la boca sin pensar- insistió en sus tesis de que «las víctimas son víctimas del conflicto, y el Estado es el máximo responsable por acción o por omisión».