Peres y Abás plantarán un olivo en el Vaticano
El Papa presenta su encuentro de oración por la paz con los presidentes israelí y palestino como «una pausa de la política»
ROMA. Actualizado: GuardarEl Papa aseguró que su viaje a Tierra Santa de hace dos semanas iba a ser estrictamente religioso pero tuvo un gran impacto político. En cambio, el insólito encuentro que ha organizado mañana en el Vaticano con los presidentes israelí y palestino, Simon Peres y Mahmud Abás, se ve como un gesto político pero su contenido va a ser rigurosamente religioso. En teoría van sólo a rezar juntos. «Una pausa de la política», lo definió ayer el Vaticano, que por fin explicó los detalles. En realidad la política ya se ha tomado hace tiempo una pausa, pues el proceso de paz intentado por Estados Unidos está agotado. Mañana lo importante será la foto, el valor simbólico.
Es un paso original y audaz de Francisco en busca de la paz en el que lo más decisivo será la escenografía, asunto en el que la Iglesia católica es maestra. La hora, por ejemplo. El acto comenzará a las siete de la tarde, en esos ratos de luz mágica del crepúsculo de Roma. Será en los jardines vaticanos. Como se concretó ayer, «en un bellísimo prado triangular». Participará también el patriarca ortodoxo Bartolomé, de Estambul, cabeza visible de esta confesión y no habrá miembros de los dos gobiernos, aunque sí delegaciones de una veintena de personas.
El acto, abierto a las cámaras, comenzará con una pieza musical y tres momentos de oración de las religiones presentes, cristianos, judíos y musulmanes. Tendrán un pasaje sobre la creación, una petición de perdón y una invocación de la paz. En el encaje de bolillos diplomático el Vaticano no olvida sus propios líos y tuvo a bien precisar que «no rezan juntos, están juntos rezando y evitan cualquier sincretismo». Intervendrán después el Papa, Peres y Aás, que cerrarán la ceremonia «con un gesto de paz, probablemente un apretón de manos común», aventuró el portavoz vaticano, Federico Lombardi. Luego plantarán un olivo. Al final se reunirán en privado.
Negociar con honestidad
El Vaticano confía en que esta inédita comunión espiritual obre un milagro, sirva para algo, mueva alguna conciencia. Es un ideal muy utópico, una cuestión de fe, pero Bergoglio siente que a él le toca ese papel y debe comprometerse hasta el fondo. Lo dijo en el vuelo de regreso de Jerusalén: «Las medidas concretas por la paz deben salir de la negociación. Si en esta parte tiene que estar la capital del Estado, o si en cual otra, son hipótesis que yo no me siento competente para decir se haga esto o lo otro, sería una locura por mi parte. Pero creo que se debe negociar con honestidad, hermandad, mucha confianza». Ayer envió un tuit en esta línea: «La paz es don de Dios, pero requiere nuestro compromiso. Seamos gente de paz con la oración y en la acción». En fin, que hay que mojarse, él el primero.
Los efectos prácticos de esta loable iniciativa espiritual se antojan igualmente incorpóreos. Tanto Peres como Abás están a punto de dejar el cargo, sin capacidad negociadora, y tampoco es que Peres la tuviera entes, pues es el primer ministro, Benyamin Netanyahu, quien lleva las riendas. De hecho recibió esta idea con frialdad. Ayer mismo Israel dio luz verde a la construcción de 3.300 nuevas casas de colonos, como respuesta a la formación del nuevo Gobierno palestino que reúne a Al Fatah y Hamás, considerada una organización terrorista.
El custodio de Tierra Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa, admitió ayer que «no se puede evitar un poco de escepticismo» y nadie cree que «después vaya a estallar la paz», pero el objetivo es llevar al debate político «esa respiración amplia, de visión desde lo alto y hacia el otro, abrir ese camino donde todos sientan la necesidad de la paz». Desde luego sería el milagro de Francisco.