Obama da «una oportunidad» a Rusia
La influencia europea condiciona el mensaje del G-7 hacia Putin, al que tienden la mano pero alertan a la vez de nuevas sanciones
BRUSELAS.Actualizado:La cumbre del G-7 celebrada el miércoles y el jueves en Bruselas concluyó como empezó, con referencias al gran ausente, al presidente ruso, Vladímir Putin. Nada de ultimátums ni amenazas. Solo un mensaje, claro y contundente. «Rusia debe aprovechar esta oportunidad que se plantea tras las elecciones de Ucrania», recalcó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. Lo hizo ante cientos de periodistas, en una concurrida comparencia ofrecida junto al primer ministro británico, David Cameron, al término de un cónclave que debía haberse celebrado en la ciudad rusa de Sochi y hacerlo además en el formato de G-8, como venía ocurriendo desde 1997. Pero Ucrania, la «agresión» sufrida por esta país, lo ha cambiado todo. Rusia está aislada internacionalmente y así se lo quisieron hacer ver estos dos días los líderes de las siete grandes potencias más industrializadas del mundo -EE UU, Japón, Canadá, Alemania, Francia, Italia y Reino Unido-.
Una política de condena y firmeza pero también de mano tendida que quizá no es del agrado de la Casa Blanca pero que está promovida por un bloque europeo que tiene demasiados intereses en juego, tanto económicos como energéticos. Hoy comienza una jornada clave en este nuevo 'impasse' geoestratégico. Serán en Francia, donde los grandes líderes mundiales volverán a verse las caras en la conmemoración del Desembarco de Normandía. Allí estará Putin, que en un principio no tiene previsto reunirse ni con Obama ni con el nuevo presidente electo ucraniano, Petro Poroshenko.
«Putin tiene la oportunidad de volver al camino de la legalidad internacional, ir por un camino más constructivo y negociar directamente con el presidente Poroshenko», recalcó el mandatario norteamericano. Lo hizo tras mostrarse confiado en que el hecho de que el Kremlin «no haya denunciado inmediatamente» el resultado electoral signifique que «está cambiando de dirección», pero pidió esperar a «ver los hechos». «Si de pasos en el reconocimiento del presidente electo ucraniano, se podrá reconstruir la confianza. En caso contrario habrá consecuencias adicionales», advirtió poniendo sobre la mesa la amenaza de más sanciones, de momento aparcadas pero ni mucho menos descartadas. «Que el presidente ruso haya replegado tropas en la frontera con Ucrania no significa que podamos seguir en este status quo por otros tres o seis meses. Veremos qué ocurre en las próximas dos semanas y, sino, no nos quedará otra opción que preparar más sanciones», alertó.
Encuentros bilaterales
Con quienes sí se entrevistará en privado Vladímir Putin será con el presidente de Francia y anfitrión de la cita, François Hollande, con la canciller Merkel y con el premier Cameron. «Le he invitado porque es el presidente de un pueblo que ha hecho sacrificios considerables para permitirnos vencer al nazismo», recalcó el presidente galo desde Bruselas. Merkel, por su parte, incidió en que el objetivo «no es amenazar a Moscú, sino dejar claro que queremos soluciones a través del diálogo y que solo tendremos que recurrir a otros medios si éste no surte efecto». Lo hizo tras recalcar que asume la presidencia de turno del G-7 y que no volverá a ser G-8 «hasta nuevo aviso». Para muchos, este formato ya está muerto ya que jamás aceptarán la «violación de la legislación internacional» promovida por Rusia anexionándose la península de Crimea.
Una política de hechos consumados que la UE se resigna a aceptar en privado si el Kremlin se compromete a no ir más allá en su aventura por el este del continente. En este sentido, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, dijo que los líderes del G-7 comunicarán hoy de forma «individual» a Putin su disposición a adoptar nuevas sanciones si es necesario, pero dejando muy claro que la hoja de ruta pasa por explorar al máximo la vía diplomática. Así fue en los momentos de más tensión y así seguirá siendo.