Un derecho básico de vacaciones

El acceso universal a la sanidad, pública e igual para todos, es uno de los derechos básicos de la sociedad del bienestar por la que tantos desvelos sufrimos hace más de cinco años. Es uno de los pilares de nuestro sistema, un servicio fundamental que nunca debe hacer distingos, que debe estar regido por un principio de igualdad social que dignifique a toda la comunidad. Hasta ahí llega la teoría. Luego viene la Junta de Andalucía y aporta la praxis, acerca la palabra a la realidad. Y resulta que para el Servicio Andaluz de Salud, la sanidad pública es un derecho según en qué periodo del año, que va por temporadas. Así, ha anunciado ya que durante el verano, como todos los estíos de los últimos años, queda mermado, capitidisminuido. La sanidad andaluza anuncia que cerrará 250 camas en la provincia de Cádiz, quizás más durante agosto, sin siquiera conocer exactamente la previsión de visitantes que tendrá esta tierra durante la temporada alta de vacaciones. Además, presupone un descenso de actividad como si aquí, en la provincia con más paro de Europa, una tercera parte de la población fuera a marcharse a descansar a costas remotas. Ojalá, por lo que tendría de buen síntoma económico. Pero no. El SAS aplica el mismo recorte de servicios y habitaciones que en años precedentes pero se le olvida decir que ha recortado personal y medios como nunca antes. A esos recortes (nunca admitidos, sólo recortan los demás) se añaden los descensos estivales. Habrá menos quirófanos activos cuando las listas de espera, también, son las más altas que se recuerdan. Pero eso no se dice. Se cierran camas y punto, sin consultar a los profesionales, sin respetar la salvedades de esta provincia, sin tener en cuenta las circunstancias. El derecho se va de vacaciones y en paz.