Tiananmen late en Hong Kong
Un activista abre un museo sobre la masacre para darla a conocer entre los ciudadanos chinos, que debaten sobre la situación del país
HONG KONG. Actualizado: GuardarNo es fácil encontrar el primer museo dedicado a la masacre de Tiananmen. Hay que dar con una estrecha callejuela que parece escondida deliberadamente en la maraña que es el mapa de Hong Kong, encontrar un anodino bloque de apartamentos en el que no se ve ningún indicativo especial, pasar frente a la desaprobadora mirada del portero y subir hasta el quinto piso. A pesar de ello, ayer el espacio que el activista Lam Hon-kin ha habilitado para conmemorar el episodio más negro de la historia reciente de China estaba lleno a rebosar.
«Hemos abierto este piso con un propósito doble: por un lado, para que los hongkoneses, que gozan de mayor libertad que los ciudadanos de la China continental, no olviden lo que sucedió; por el otro, para que los chinos que no tienen posibilidad de saltar la censura de Pekín para acceder a la información sobre el 4 de junio de 1989 puedan venir aquí y descubrir la verdad», explica Lam. De momento parece que ha logrado su objetivo. El activista, que lidera la Alianza Hongkonesa para el Apoyo de Movimientos Patrióticos y Democráticos en China, dice que la mitad de los visitantes son chinos que cruzan la frontera que separa los dos sistemas de la República Popular para enterarse de lo que sucedió durante el 'liusi', como se conoce en China la brutal represión con la que el Partido Comunista aplastó la revuelta estudiantil que exigía reformas políticas.
Wang es una de ellas. Esta joven nacida en Fuzhou en 1989, que prefiere no dar más detalles sobre su identidad, ha aprovechado el Festival del Barco del Dragón para hacer turismo en la excolonia británica y bucear en la documentación que se expone en el museo de Lam. «En China no podemos acceder a todos estos libros y periódicos. Ni siquiera mis padres hablan de Tiananmen. Por eso, cuando supe que el museo había abierto en abril, no dudé en decidirme a visitarlo», cuenta Wang.
Emigrar
Otros, sin embargo, vienen para recordar y no pueden contener el llanto frente a las pantallas que emiten imágenes de la matanza. Es el caso de un abogado de Shanghái que sufrió en carne propia la represión y que también prefiere mantenerse en el anonimato. Teme que haya espías de Pekín tomando notas de quienes visitan el lugar y no es el único. Incluso un cartel pide a la entrada que se evite fotografiar el rostro de los asistentes.
«Creo que la situación en China incluso ha empeorado con los años. La fuerza económica permite al Partido ejercer como una mafia sin que nadie le lleve la contraria». Por eso, él lo que busca es emigrar con su familia a algún país democrático. «Hay mucha rabia contenida en China: por las expropiaciones forzosas, por las dificultades económicas, el deterioro del Medio Ambiente o la corrupción. Por eso, creo que, en el futuro, se volverá a repetir una revolución similar. Y creo que el resultado será todavía peor», avanza.
Lam, que organiza también la vigilia anual que reunirá esta noche a miles de hongkoneses en el Parque Victoria, no opina lo mismo. «Es cierto que hay cada vez más desigualdad en la sociedad china y que se producen manifestaciones esporádicas por diferentes razones, pero creo que existen menos movimientos ciudadanos que en 1989. La oposición al Partido es muy pequeña y no hace piña», afirma. «Además, el Gobierno chino es muy inteligente y no creo que volviese a sacar los tanques para reprimir una protesta como hizo hace 25 años».