ESPAÑA

La abdicación del Rey reafirma el rechazo de Rajoy a plantear una reforma la Constitución

Sáenz de Santamaría responde a IU en el Senado que si quiere una consulta sobre la Monarquía deberá ganar las elecciones

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La última reforma de la Constitución la pactaron y aprobaron en agosto de 2011 el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el actual jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy. Lo hicieron en una semana y sólo contaron con el apoyo añadido de CiU. Desde esa fecha, diversos grupos parlamentarios han planteado la necesidad de quitarle las arrugas a la Carta Magna aunque por asuntos tan dispares como la consulta soberanista en Cataluña, la desaparición de las comunidades autónomas o para variar aspectos concretos que afectan a la Casa Real como, por ejemplo, la posibilidad de que una mujer asuma el trono de España aunque los Reyes tengan un hijo varón.

La decisión de don Juan Carlos de abdicar en favor de su hijo Felipe devuelve esta controversia a la primera línea política. Rajoy, de momento, permanece inmutable ante las pretensiones de las formaciones republicanas y nacionalistas. El presidente del Gobierno se cierra en banda porque, a su juicio, no se dan dos condiciones básicas para introducir cambios en un texto que apenas ha cambiado durante los últimos 30 años: que se alcance al menos el consenso logrado en 1978 y, sobre todo, que nadie plantea qué artículos se quieren modificar y con qué objetivos.

En las últimas semanas, miembros del Ejecutivo han comentado en privado la necesidad de buscar un nuevo encaje para Cataluña en la Constitución que le otorgue un tratamiento fiscal y económico similar al del País Vasco y Navarra con sus respectivos conciertos económicos. Otras fuentes subrayan el doble problema que supone que Artur Mas no quiere dar su brazo a torcer y, especialmente, que Esquerra puede convertirse en la primera fuerza de Cataluña por delante de CiU, como ocurrió en los comicios europeos. También ven un obstáculo en las, a su juicio, turbulencias internas que vive el PSOE. Antes de dar cualquier paso, el PP quiere que el nuevo liderazgo socialista se asiente.

En este contexto, Rajoy acudió ayer a unas jornadas de la revista 'The Economist' en Madrid. Se da la circunstancia de que cada vez que se anuncia la intervención del presidente del Gobierno en este foro, algún personaje histórico abdica o dimite. Ocurrió la vez anterior cuando el Papa Benedicto presentó su renuncia y sucedió también este año, con el anuncio de la abdicación del rey Juan Carlos.

Apoyo mayoritario

El jefe del Ejecutivo tiró de retranca gallega para ironizar con que sólo deseaba que en la próxima invitación de este prestigioso semanario del Reino Unido no dimitiera el presidente del Real Madrid. Fue la única broma que se permitió. Ante un centenar de empresarios, le preguntaron por el respaldo que puede recibir el próximo rey Felipe VI y por el que tendrían quienes reclaman un referéndum sobre la Monarquía. Rajoy se mostró convencido de que la Corona «tiene un apoyo mayoritario en España y, si a alguien no le gusta, que plantee una reforma de la Constitución».

Abundó en que España es una democracia y quien quiera cambiar las reglas de juego puede hacerlo, pero tiene que utilizar los instrumentos establecidos en la Constitución. «Lo único que no se puede hacer en democracia es saltarse la ley», acotó. El presidente del Gobierno se extendió en la defensa del todavía príncipe Felipe, de quien aseguró que tiene un gran apoyo popular porque conoce muy bien la realidad española y desempeñará su papel como mínimo con el mismo acierto que el Rey».

Mariano Rajoy mantuvo, como en otras ocasiones, abierta una pequeña rendija ante una hipotética reforma de la Constitución. «No me cierro en banda», dijo, aunque puntualizó que no sería bueno que se hiciera sólo con los votos del PP y del PSOE. En una de sus coletillas habituales, el presidente recalcó que «primero se piensan las cosas y luego se actúa», y puntualizó que reformar la Constitución «es un procedimiento», pero lo importante es «hablar del contenido».

Tampoco se mostró en contra de un Estado federal «si se me explica qué es, en qué se diferencia un Estado federal a la situación actual de España» con la cesión de competencias a los gobiernos autonómicos. «Mi Gobierno sólo gestiona el 20% del gasto público», enfatizó.

Debate en el Senado

Al hilo de esta reflexión, los participantes en este foro cuestionaron su actitud respecto a Cataluña y el proceso soberanista. «He hablado con Mas siempre que me ha llamado, lo que ocurre es que hace mucho tiempo que no tengo noticias de él», ironizó.

Soraya Sáenz de Santamaría, entretanto, tuvo que responder ayer en el Senado a una pregunta de un representante de IU sobre una reforma de la Constitución para abolir la Monarquía parlamentaria como modelo de Estado y llevar cabo un referéndum entre la Corona y la República. La vicepresidenta del Gobierno acusó a la coalición que lidera Cayo Lara de pretender «merendarse la cena, empezar por el final, reformar la Constitución incumpliéndola». «El Gobierno cumple con la Constitución, cumple con las previsiones constitucionales en esta circunstancia. En todo caso, es nuestra obligación y la obligación de todos los que tenemos alguna tarea representativa en esta Cámara y en cualquiera», espetó la número dos del Ejecutivo.

El senador de la coalición de izquierda Jesús Enrique Iglesias rebatió la tesis de que la Monarquía forma parte «de la herencia del pasado» histórico y defendió que las decisiones que son de especial trascendencia para la ciudadanía, como establece la Constitución en su artículo 92.1, podrán ser sometidas a un referéndum consultivo.