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El Rey besa a Michelle Obama durante la visita de la primera dama a Mallorca en agosto de 2010. :: REUTERS
EE UU

Perplejidad ante la supervivencia de las monarquías en Europa

La fascinación por la realeza de los estadounidenses tiene más que ver con Walt Disney que con la política

MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL
NUEVA YORK.Actualizado:

Los 7.500 kilómetros que separan España de EE UU se convierten en años luz cuando se trata de entender la presencia de una monarquía en pleno siglo XXI. Para un país que nunca ha tenido rey, porque nació precisamente de considerar obsoleta la corona británica, la fascinación por la realeza tiene más que ver con Walt Disney que con la política. En la última visita de los Príncipes de Asturias a Nueva York, la Casa Real eligió estrenar a la Princesa Letizia con una agenda propia, consciente de que «una princesa siempre atrae más atención», dijeron entonces las fuentes de protocolo. Ayer, la noticia de la abdicación del Rey recibió más atención que la de una princesa, pero vista con la extrañeza de quien mira a una especie en extinción.

'The Washington Post' decidió rescatar en portada 'El Mapa de dónde todavía aguantan las monarquías', al que tuvo que añadir correcciones con los cambios ocurridos desde que lo publicó el año pasado. Ya entonces España aparecía de amarillo para señalar que el Rey era «un hombre de paja» que mantenía «un tremendo poder simbólico». Como los demás, el rotativo asociaba el cambio de testigo con los problemas de corrupción que han desgastado al monarca, pero aseguraba que «como la monarquía en España se ha convertido en algo ceremonial, es improbable que el movimiento tenga ningún impacto político de forma inmediata», explicaba. «Representa una ruptura simbólica para España y el cierre de un importante capítulo en su historia».

Corrupción e infidelidades

La historia de un monarca que, como señalaba 'The New York Times', después de casi cuatro décadas en el trono sufría un declive de salud y de popularidad, «particularmente como resultado del escándalo de corrupción centrado en su yerno, que también ha puesto en el candelero el estilo de vida y las finanzas de la familia real, en tiempos de crisis económica y desempleo récord». 'The New York Times' rescataba un reportaje de septiembre de 2012 en el que cuestionaba el origen de la fortuna del monarca y sus engaños maritales. La presencia de la Reina ayer en Nueva York cerraba el ciclo de la pareja en Estados Unidos, el lugar que eligieron hace 52 años para pasar la luna de miel. Desde que Kennedy recibiera entonces a los recién casados en la Casa Blanca, el monarca español ha conocido a todos los presidentes que han pasado por ella, pero si bien Obama lo recibió en febrero de 2010, fue la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton la artífice de esa cena. Sumida en sus propias polémicas, la Casa Blanca no mostró ayer la celeridad de reacción que tuvo la ONU. El secretario general Ban Ki-moon, que hoy recibirá a la reina Sofía, agradeció al monarca su «valiosa» contribución al trabajo de Naciones Unidas.

Mientras, a pocas manzanas, los españoles en Nueva York se manifestaban frente al consulado de España de la calle 52, reclamando un referéndum con el que ejercer «un derecho democrático: decidir la forma de gobierno de nuestro país», decía el comunicado. En el canal internacional de CNN, el Rey Constantino de Grecia explicaba desde Dinamarca a los perplejos estadounidenses que «la mayor parte de los países de Europa en los que sigue existiendo la monarquía son democracias bien dirigidas con mucho éxito».