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Economia

La UE insiste en que España debe subir el IVA, bajar cotizaciones y reducir el gasto público

El comisario Olli Rehn pasa de puntillas por el plan de 6.300 millones anunciado por Rajoy a la espera de que se concrete

ADOLFO LORENTE
BRUSELAS.Actualizado:

La Comisión Europea volvió a someter ayer a todos los Estados miembros a un baño de realidad a temperaturas bajo cero para que sigan apretando los dientes y no duden en levantar el pie del acelerador de las reformas. Bruselas publicó las esperadas recomendaciones macroeconómicas para 2014, que en lo referido a España vuelven a exigir una subida de los impuestos que gravan el consumo (IVA e impuestos especiales), el medio ambiente o la vivienda; la modernización real de los servicios públicos de empleo para acabar con un paro «inasumible»; la simplificación de los tipos de contratos y, sobre todo, reducir el gasto público. Ojo al verbo utilizado: Bruselas «insiste». Y si lo hace es porque España, pese a los reconocidos avances, no termina de cumplir con lo exigido, como evidencian los funcionarios comunitarios en relación a las recomendaciones de 2013.

La comparecencia pública de ayer habló español. Y no solo por el enésimo tirón de orejas sufrido por el país, sino porque el presidente de la Comisión, Jose Manuel Durao Barroso, comenzó su alocución hablando en español para defender el papel europeísta del rey Juan Carlos y elogiar la figura del príncipe Felipe, su sucesor.

Ya entrados en harina y tras recordar que las reglas del juego (pacto de estabilidad y crecimiento) están para cumplirse y no se van a cambiar pese a los resultados del 25-M, Barroso dio paso a los comisarios de Asuntos Económicos (Olli Rehn), Fiscalidad (Algirdas Semeta) y Empleo (Lazslo Andor) para detallar unas recomendaciones específicas que ahora deberán ser validadas por los 28 en el seno del Consejo Europeo -son susceptibles de modificarse-. Los tres hablaron de España y los tres exigieron cambios de calado al Ejecutivo del PP.

En primer lugar, los burócratas bruselenses se refieren al déficit y a la deuda. Recuerdan que España, en su Programa Nacional de Reformas, va más allá de lo exigido y asegura que en 2014 bajará el desajuste entre ingresos y gastos por debajo del 5,8% pactado. No lo dudan, pero exigen más detalles de cómo va a cumplirlo en 2015, año electoral, cuando tendrá que reducirlo al 4,2% -un ajuste de otros 16.000 millones-. Todo ello sin contar 2016, cuando deberá estar al 2,8%, otros 14.000 millones más de recorte. En cuanto a la deuda, Bruselas ve con cierta desazón cómo mantiene un crecimiento imparable desde el inicio de la crisis al superar ya el 100% del PIB.

Pero si hay un capítulo que preocupa y mucho a la Comisión son las elevadas tasas de desempleo que sufre el país y que arrastra a toda la UE a niveles desconocidos. No hay que olvidar que aportamos casi seis de los 26 millones de desempleados que hay en el conjunto de los 28. «El país debe ser ambicioso. Hay margen para muchos diferentes tipos de reformas», recalcó Andor preguntado por si España debería impulsar la segunda reforma laboral a la que siempre se ha negado y que ha pedido la UE.

Entre las medidas propuestas, Bruselas insiste en modernizar los servicios públicos de empleo, en simplificar al máximo los tipos de contratos, en adecuar el coste de los despidos a la economía real o en vincular el cobro de una prestación por desempleo a que el desempleado busque de forma activa trabajo. También pide que se establezcan cauces más ágiles para ayudar a las personas en situación de desprotección social o en riesgo de pobreza.

Vigilar el gasto sanitario

En lo concerniente a la estructura del Estado, los informes dejan entrever que España vive muy por encima de sus posibilidades, por lo que le insta a reducir el gasto público, mejorar la eficiencia de la Administración y vigilar, por ejemplo, el gasto sanitario o el «farmacéutico en los hospitales». Y para cuadrar las cuentas, Bruselas exige subir el IVA, los hidrocarburos o los impuestos relativos a la propiedad en favor de reducir, por ejemplo, el IRPF y bajar las cotizaciones sociales de las empresas en relación a las personas con mayor dificultad para encontrar un trabajo.

Preguntado por el plan de choque de 6.300 millones anunciado por Mariano Rajoy, el vicepresidente Rehn pasó de puntillas por su contenido matizando que no conoce los detalles. Tras recalcar, eso sí, que las medidas «parecen ir en la buena dirección», se remitió a la futura reforma fiscal para evaluar la bajada del Impuesto de Sociedades.