La guerra siria fortalece la figura de El-Asad
El mandatario se presenta a la reelección ante un pueblo atemorizado por los rebeldes y agotado por tres años de combates
DAMASCO.Actualizado:«Juntos vuelve la patria más bonita que antes», reza uno de los miles de carteles de la campaña electoral de Bashar el-Asad que inundan el centro de Damasco. En 24 horas se abren las urnas en las zonas del país que controla el régimen para la elección de un nuevo presidente y los ciudadanos, por primera vez, podrán elegir entre El-Asad y otros dos candidatos, Hasan al-Nuri y Naher el-Hajjar.
«La gente está cansada de tanta muerte y destrucción y se ha dado cuenta de que lo que ofrecen los rebeldes es peor de lo que tenían antes, así que no es de extrañar el fervor popular por la figura del presidente. Pese a todo el desgaste sufrido y a la campaña mediática internacional contra su persona, sigue siendo tremendamente popular», opina Elia Samman, uno de los máximos responsables del Ministerio de Reconciliación, organismo clave en los acuerdos de alto el fuego que el régimen está logrando en barrios y ciudades como Homs y que son una de las razones de la mejora de la situación de seguridad en las zonas bajo control gubernamental.
Después de más de tres años de guerra y 162.000 muertos, según datos del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, «El-Asad gana la guerra», afirmaban recientemente altos mandos de la Guardia Revolucionaria iraní. El firme apoyo de Rusia, China e Irán, con el complemento de la milicia libanesa chií de Hezbolá, han blindado al presidente frente a una oposición armada dividida en mil facciones, cada una de ellas con un patrocinador extranjero distinto, y que desde comienzos de año se han enzarzado en una lucha interna.
«Tras superar meses muy complicados para el Ejército, la auténtica reconquista del control por parte del régimen empezó con la toma de Qusair hace un año y continuó con la lucha por la cordillera del Qalamoun, que le permitió asegurar toda la frontera con Líbano», piensa un funcionario del régimen que, como todos los empleados públicos, mañana acudirá a su puesto de trabajo donde se habilitarán urnas para que puedan votar.
Ejemplo de Homs
«No quiero ni más ni menos de lo que teníamos en 2011. Seguridad en las calles, educación y sanidad gratuita. ya no nos importan cuestiones como la libertad política o de expresión. Queremos vivir», confiesa Dalal Mahfouz, profesora de Mleja, ciudad próxima a la capital, a la que los combates obligaron a desplazarse a Damasco y le impiden regresar. El voto de esta profesora por El-Asad es tan claro como el de Hasan Shit, fotógrafo, que espera que «mantenga la política actual para que las cosas sigan por el buen camino y pronto vuelva la estabilidad siguiendo ejemplos como el de Homs».
Estabilizada la frontera con Líbano se cortó la principal línea de suministro de la insurgencia en Homs, que hace un par de semanas llegó a un acuerdo con las autoridades para abandonar la Ciudad Vieja, bastión de la revuelta desde 2011. «Homs es el ejemplo más visible, pero antes ya alcanzamos pactos en todo el cinturón rural de Damasco. No hay problema para negociar con grupos armados compuestos por militantes sirios, lo que es imposible es la negociación con el Estado Islámico de Irak y Levante (ISIL) o el Frente Al-Nusra (grupos leales a Al-Qaida), ellos sólo admiten la instauración del Estado islámico y no reconocen nunca interlocución», lamenta Elia Samman.
Problemas en las fronteras
Los acuerdos de alto el fuego ofrecen a los combatientes la posibilidad de seguir luchando, pero en un lugar diferente al que son llevados en autobuses escoltados por las agencias de seguridad, o la amnistía a cambio de entregar las armas. El reagrupamiento rebelde más importante se produce en las provincias fronterizas con Turquía, Irak y Jordania, países donde los opositores cuentan con importantes apoyos para seguir con la lucha contra El-Asad. En una de estas zonas, Deir al-Zor, cerca de Irak, murieron ayer al menos 18 supuestos yihadistas del ISIL en combates contra otros grupos rebeldes, entre ellos el Frente Al-Nusra, según informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Hasta el momento el Gobierno tiene presencia en todas las capitales de provincia excepto Raqqa, bajo control absoluto de las milicias islamistas.
«A veces pienso que todo es una pesadilla y que despertaré en el mismo país anterior al estallido de la crisis. Al comienzo tuvimos esperanza de que el cambio era posible, pero el levantamiento no tardó en pudrirse por culpa de los radicales de ambos lados y ahora hemos llegado a un punto en el que deseamos la continuidad de El-Asad y por eso va a obtener un apoyo masivo», lamenta un activista de derechos humanos que no piensa votar, pero admite «la victoria de un régimen que está jugando de forma más inteligente sus bazas».