El hallazgo de dos adolescentes ahorcadas tras ser violadas en grupo sacude a India
SHANGHÁI. Actualizado: GuardarCasi 600 millones de personas no tienen acceso a un váter en India. Lo que puede parecer un dato curioso sin mayores consecuencias es una seria amenaza para la seguridad de las mujeres. Porque se ven obligadas a buscar un lugar apartado que les proporcione la privacidad necesaria para hacer sus necesidades fisiológicas. Y, en ese momento, sobre todo a la noche, son especialmente vulnerables al abuso sexual y el ataque físico. Lo han demostrado las dos adolescentes de 14 y 15 años que desaparecieron el martes cuando fueron en busca de un lugar apropiado en el distrito de Badaun del norteño estado de Uttar Pradesh.
Según han confirmado muestras de ADN, las dos primas pertenecientes a la casta dalit -intocables-, fueron interceptadas y violadas por un grupo de cinco hombres. Sus cadáveres fueron encontrados al día siguiente colgando de un árbol de mango por los lugareños que las buscaban, y la autopsia ha revelado que murieron ahorcadas. Lo que todavía no se ha confirmado es si se suicidaron o si, como parece más probable tras un examen preliminar, fueron los hombres que las atacaron quienes las asesinaron. La Policía anunció ayer que ha detenido a uno de los presuntos violadores, pero no han trascendido sus declaraciones.
En cualquier caso, la rabia que ha provocado el caso va más allá del brutal crimen. Los vecinos del pueblo aseguran que los agentes se negaron a registrar la denuncia por la desaparición de las niñas y que su inacción propició su muerte. La Policía no hizo absolutamente nada hasta que familiares y amigos de las víctimas cortaron la carretera de Katra, mostraron allí los cadáveres de las chicas, y forzaron su intervención. Dos agentes han sido suspendidos y arrestados por presunta conspiración con los criminales, algo habitual en los casos de abusos sexuales.
Desafortunadamente, aunque el caso de las dos primas ha vuelto a conmocionar a India por su brutalidad, no se trata del primero ni será el último. Según un informe publicado el año pasado por el Centro Asiático de Derechos Humanos, 48.338 niñas y niños fueron violados en el país entre 2001 y 2011. Si se incluyen los adultos, cada 22 minutos se perpetra un crimen sexual. Y la situación ha empeorado a pesar del endurecimiento de las penas: en ese período el número de víctimas anuales se multiplicó por cuatro. Uno de los mayores problemas, asegura la organización, es que muchos afectados ni siquiera se atreven a denunciar.