Mendilibar da instrucciones en un entrenamiento. / EFE

Mendibiliar, elegido para entrenar al Levante

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Mientras el Granada anunciaba el fichaje de Joaquín Caparrós para las dos próximas temporadas más una tercera opcional, el Levante estrechaba el cerco en busca del recambio. En realidad lo tenía claro desde el mismo martes, cuando Manolo Salvador mantuvo ya una primera toma de contacto en Madrid que sirvió para reforzar su tesis. José Luis Mendilibar Etxebarria (Zaldibar, 14-3-1961) tiene el visto bueno de la dirección deportiva y ahora sólo falta que entre de lleno Quico Catalán a negociar un fichaje que puede tener su culminación esta misma semana.

Aún así, en el club andan con cierta prudencia después de la espantada de Caparrós, que ayer ofrecía sus primeras manifestaciones como preparador del equipo andaluz: «Estamos convencidos de que el proyecto que se nos ha presentado desde la dirección deportiva hará que el equipo crezca paso a paso en las próximas campañas y que los objetivos sean cada vez más ambiciosos». Todavía se están preguntando en el Levante los motivos que llevaron al entrenador a actuar de esa manera, teniendo en vilo al club hasta última hora para comprometerse de inmediato con el Granada. Sobre todo cuando se sabía que la gran aspiración de Caparrós (volver al Sevilla) se había esfumado de antemano. Ayer, Emery firmaba la renovación por dos años con el Sevilla.

A ese vaivén de banquillos ha respondido Manolo Salvador, que durante esta misma temporada ya había manejado alternativas ante la posibilidad de que Caparrós dijera no a la propuesta. El movimiento del utrerano cogió por sorpresa al Levante pero eso no significa que Mendilibar sea un parche. Se confía de lleno en que el extécnico de Osasuna pueda garantizar la continuidad en Primera. Catalán le ofrecía dos años a Caparrós (ese segundo lo quería el club sin ataduras económicas) y todo apunta a que el compromiso con Mendilibar será de un año más otro opcional.

De Mendilibar se tenían ya buenas referencias la temporada pasada. Su trabajo en Pamplona no pasó desapercibido para Salvador. Allí llegó el vasco para sustituir a un desmotivado Camacho y en muy poco tiempo ya había dado un vuelco importante a su favor. En compañía de Toni Ruiz (su preparador físico y hombre de confianza), del que será salvo sorpresa nuevo entrenador levantinista gusta, entre otras cosas, su perfil de hombre de club. Suele conectar bien con el grupo de jugadores y una de sus obsesiones es tenerlos prácticamente 'enchufados' a todos durante todo el curso, objetivo al que aspiran casi todos.

Su sistema ideal es el 4-2-3-1 y aquí, entrando un poco más en cómo son los equipos de Mendilibar, es donde empieza a palparse una diferencia importante respecto al poso que ha dejado Caparrós este año. En Osasuna (antes dirigió al Valladolid al que subió a Primera, también al Athletic donde fracasó, y al Eibar con el que se quedó cuarto clasificado en Segunda), se observó un sistema de juego en el que se iba en busca del rival. En lugar de amontonar hombres de medio del campo para atrás, Osasuna apostó por una presión muy arriba, lo que por otra parte también le llevó a encajar críticas y goleadas importantes.

En esas dos temporadas y media en Pamplona (llegó en febrero de 2011) le fue bastante bien pero el verano pasado ya empezó a torcerse su rol dentro del club navarro. A la tercera jornada de Liga era destituido. 1,23 puntos por partido fue la media al frente de Osasuna. Con eso se garantiza la permanencia.