Apuntes

Un proyecto sin vuelta atrás

Las obras del nuevo muelle de contenedores del puerto de Cádiz serán una realidad en 2015, lo que falta por ver es si supondrán la ruina de la institución que lo dirige

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La obra pública, el proyecto civil y comunitario que acapara todas las miradas en la Bahía de Cádiz es el nuevo puente, el viaducto que unirá la capital de la provincia con el resto de la península. Estará terminada, previsiblemente, en 2015 y resulta lógico que acapare tanta atención. Su carácter estratégico y su imponente perfil hacen que resulte imposible compararla con ninguna otra. Pero también el año que viene está previsto que sea una realidad, que entre en funcionamiento, otro proyecto de menor atractivo estético, más discreta, pero llamado a tener un impacto similar en la economía de toda la comarca. Se trata de la ampliación del puerto de Cádiz con un nuevo muelle de contenedores que dotará al recinto de una capacidad desconocida hasta ahora. Pero esa obra tiene una cara desconocida para los ciudadanos. Se ha convertido en una especie de apuesta descomunal, en un camino sin retorno para la institución. Los trabajos han superado ya el 66% de ejecución, los dos tercios. Ya no tienen vuelta atrás, han llegado a ser irreversibles. No pueden paralizarse pero tampoco tienen su financiación garantizada. La Autoridad Portuaria los culminará a base de crédito y a la espera de que la Comisión Europea confirme sus millonarias ayudas antes de que acabe este año. Si llegan, todo encajará. Si finalmente no hubiera luz verde, el puerto de Cádiz quedará quebrado, endeudado casi hasta la parálisis para varias generaciones. Por el bien de todos, que gane el órdago.