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ESPAÑA

El 'marianista' fiel que sueña con ralis

El mayor reto de su dilatada carrera política es ganar estas elecciones y obtener con ese triunfo el pasaporte para una comisaría europea Miguel Arias Cañete Candidato del PP

ANTONIO MONTILLA
MADRID.Actualizado:

La mañana siguiente a la derrota en las elecciones generales de 2004, Mariano Rajoy se encontró un erial en la sede nacional de su partido. Uno de los pocos miembros de la dirección que le recibió en el edificio de la calle Génova de Madrid fue Miguel Arias Cañete (Madrid, 1950) que, pese a las adversas circunstancias, le dedicó una de sus socarronas sonrisas.

La escena sirve para explicar la etiqueta de 'marianista' que él mismo se cuelga. Aun así, su amistad con José María Aznar perdura pese a la guerra fría que envuelve a los dos principales referentes de la formación que creó Manuel Fraga.

Su primer cargo institucional fue el de parlamentario autonómico andaluz en 1982, pero desde entonces ha sido senador, diputado y eurodiputado. Pese a este vasto currículum, es la primera vez que encabeza un cartel electoral. Ese puesto de privilegio le ha provocado un vértigo al que no estaba acostumbrado. Lo suyo, hasta ahora, era ser escudero.

Cuando se pregunta a sus más allegados cómo es en realidad Cañete, lo primero que responden es «todo lo contrario a lo que se vio en el cara a cara con Elena Valenciano». Otros se remiten a la certera definición que hizo de él Esteban González Pons en un mitin. «Eres, en el mejor sentido de la palabra, un bonachón». Le gusta decir lo que piensa y, a veces, suelta cosas sin pensar. El ejemplo más reciente, el de la superioridad intelectual del hombre sobre la mujer. Tardó cinco días en disculparse, pero pasarán años antes de perdonarse a sí mismo.

Cañete deja en las hemerotecas algunas anécdotas de las que no se olvidan, como que come, sin ningún problema, los yogures caducados o que para ahorrar energía se ducha con agua fría sea la época del año que sea. Pero también, y eso lo enmarcan sus defensores, logró arañar 47.000 millones de euros a la Comisión Europea para el campo español.

Más allá del apelativo de bonachón, quienes le conocen a fondo dicen que es un perfeccionista, buen conversador, trabajador incansable, poco amigo del halago fácil y tozudo. Saca buen rédito de su condición de políglota -habla inglés, francés, alemán y estudia chino- a la hora de negociar con los gobernantes de otros países.

Estas elecciones serán su billete de vuelta al Parlamento Europeo, institución que fue su hábitat desde 1986 hasta 1999, aunque su destino no es Estrasburgo sino Bruselas. Es el favorito de Rajoy para convertirse en comisario europeo. Será su último destino, según confiesa él mismo. Ha sido ministro de Agricultura en dos etapas diferentes, con Aznar entre 2000 y 2004, y con Rajoy, desde diciembre de 2011 hasta abril de 2014. En el partido desempeñó cargos relevantes como responsable del área económica en 2004 y presidente del comité electoral entre 2008 y 2011. Niega haber cobrado sobresueldos, y mostró lo que parecía una sincera sorpresa al enterarse, dice que por la prensa, de lo que ganaba alguno de sus compañeros.

Más allá de la arena política y de su Jerez de la Frontera de adopción, está casado con Micaela Domecq, su gran pasión son los coches de época, con los que ha corrido ralis de renombre como los de Montecarlo o Le Mans. Una vez se quedó sin frenos y pidió a su copiloto, que era su propio hijo, que eligiera seto o muro. Optaron por el seto, salvaron la vida, pero su querido Ford Mustang quedó destrozado.