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ESPAÑA

Un fenómeno antiguo que ahora adquiere relevancia

Políticos, víctimas del terrorismo y periodistas son objeto desde hace años de ataques y amenazas en las redes

A. A.
MADRID.Actualizado:

Han saltado al debate político tras el asesinato de Isabel Carrasco, pero los ataques a personajes públicos no son un fenómeno nuevo en internet. Hasta la muerte de la líder del PP leonés, el Ministerio del Interior no se había planteado la necesidad de modificar la legislación para perseguir con mayor eficacia penal estas conductas. Aunque no son los únicos, los políticos sin distinción de signo son los más afectados. En marzo de 2013, Elena Valenciano cerró de forma temporal su cuenta de Twitter después de recibir insultos hacia su familia. «Contra mí era normal. Contra mis hij@s es inmoral», escribió entonces la dirigente socialista.

Dentro de las filas del PP también son muchos los que han sufrido vejaciones a través de las redes sociales, empezando por el propio Mariano Rajoy. Esperanza Aguirre recibe desde hace años constantes insultos y amenazas en su cuenta de Twitter. El radicalismo de algunos comentarios llegó al extremo de mofarse del accidente que sufrió en helicóptero en 2005 junto al ahora jefe del Ejecutivo o de mostrar alegría cuando se le diagnóstico un cáncer de mama.

Pilar Manjón, presidenta de la Asociación 11-M Afectados por el Terrorismo, es objeto desde hace diez años de un continuo acoso en las redes sociales. Ella asegura haber denunciado todas las amenazas e insultos recibidos a través de internet, pero el fiscal de la Audiencia Nacional siempre ha informado en contra de abrir una investigación.

También ha sido objetivo de múltiples ataques la periodista Ana Pastor, a la que llegaron a desear que fuese degollada. Pastor ha lamentado que cuando ella fue la víctima de estas acciones nadie del Gobierno salió en su defensa. «Debe de ser que el ministro se acaba de abrir una cuenta en la red. Y por eso no ha podido leer cosas anteriores contra Pilar Manjón, Irene Villa y mucha otra gente. Es posible. O debe de ser que no todos somos iguales», se quejó la periodista.