Rajoy confía en Madrid y Valencia para superar el plebiscito sobre su gestión
La previsible debacle del PSOE en Cataluña compensaría el voto de castigo que el PP prevé que sea en dosis mínimas
Actualizado:La campaña del PP para las elecciones europeas de 2014 no pasará a los anales del partido como un ejemplo a seguir. La designación tardía del candidato condicionó los preparativos de una estrategia electoral pensada para movilizar a los fieles con los datos de la recuperación económica, apelar al voto útil para frenar la ascensión de formaciones como UPyD, Ciudadanos o Vox y, sobre todo, para evitar dar bazas a sus oponentes.
El traspiés machista de Miguel Arias Cañete tras su cara a cara televisivo con Elena Valenciano, en el que fue además derrotado, obligó a la dirección del partido a pasar al ataque para no dilapidar la ventaja que siempre le han otorgado la encuestas, entre 1,5 y 6 puntos por encima del PSOE.
Mariano Rajoy lleva varios días proclamando la victoria de su formación. Fuentes de la dirección del PP avalan la tesis de su líder, aunque recelan de la diferencia final. El triunfo de los populares depende de su capacidad para mantener el respaldo en la Comunidad Valenciana y en Madrid, sus dos graneros tradicionales. Sin embargo, algunos sondeos detectan síntomas de fatiga en ambos territorios, en los que el PP pierde apoyos.
La apurada victoria que logró el partido de Rajoy en los comicios al Parlamento de Estrasburgo de 2009, por tan solo dos escaños, se basó en la fortaleza que mostraron los populares en estas dos comunidades autónomas. En Madrid, sacaron trece puntos de ventaja al PSOE, lo que se tradujo en 1,1 millones de votos frente a los 815.000 de los socialistas, mientras que la balanza en Valencia se decantó a favor de los conservadores por 15 puntos. Los casos de corrupción política en Valencia, que en cinco años han provocado la dimisión del presidente de la comunidad, Francisco Camps, y la imputación de decenas de parlamentarios autonómicos y alcaldes populares, unidos al auge de Compromis, otra formación de izquierda, compromete la hegemonía popular en Levante.
El PP de Madrid vive inmerso en unas enrevesadas intrigas palaciegas. La bicefalia entre Ignacio González, presidente del Gobierno autonómico, y Esperanza Aguirre, presidenta del PP regional, enerva en la calle Génova. Además, UPyD gana cada vez más adeptos y puede hacer mucho daño a las opciones populares.
Hace cinco años, el PP compensó en Madrid y Valencia la debacle que sufrió en Cataluña y Andalucía, comunidades en las que el PSOE ganó por ocho y once puntos de diferencia. Ahora, cuentan con un «batacazo» del PSC en Cataluña para compensar el desgaste que provocado por los dos años de ajustes del Gobierno. La incógnita ahora es si los 375.000 catalanes que votaron al PP hace cinco años avalaran el «no» de Rajoy a Artur Mas. Los populares, de todos modos, temen más a Ciudadanos que al PSC.
Miedo a la abstención
Otra batalla clave se dirimirá en Andalucía donde, pese a la tormenta política y judicial instalada en esta comunidad, el efecto Susana Díaz mantendrá la bandera socialista. Rajoy, no obstante, confía en que el empuje de Juan Manuel Moreno, flamante presidente de los populares andaluces, y en que los réditos por la gestión de Miguel Arias Cañete al frente del Ministerio de Agricultura en esta tierra logren minimizar la supremacía del PSOE.
Hasta su polémica machista, Cañete recorría España advirtiendo de que su rival no era Elena Valenciano sino la abstención. Si se cumplen las encuestas, la participación batirá un mínimo histórico. El PP, no obstante, echará el resto el domingo para movilizar a los suyos y Cañete incluso anima a los militantes a usar el móvil para enviar mensajes a sus allegados para que voten.
Una victoria del PSOE, pese a la debilidad de Rubalcaba, echaría por tierra una de las principales tesis de Rajoy, que la «mayoría silenciosa» de los españoles avala su política económica. Y eso crearía nerviosismo a menos de un año de las autonómicas y municipales.