MUNDO

El terrorismo vuelve a golpear China y deja 31 muertos

VIENDIÁN (LAOS). Actualizado: Guardar
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Las 7.50 de la mañana de ayer. No hace mucho que ha amanecido, pero el mercado matinal callejero de Gongyuan está ya en plena ebullición en Urumqi, capital de la región nororiental china de Xinjiang. Los pequeños puestos de verduras venden su mercancía mientras los ancianos realizan sus ejercicios matutinos. De repente, dos vehículos todoterreno embisten las vallas metálicas que impiden la entrada de automóviles, y dan comienzo a un brutal ataque: los coches atropellan a todo el que se interpone en su camino y, mientras recorren el mercado, sus ocupantes van lanzando explosivos por la ventanilla. Algunos testigos cuentan hasta doce estallidos. Finalmente, ambos automóviles chocan de frente y uno de ellos explota, lanzando una columna de fuego.

El atentado más espectacular que ha sufrido China en su historia reciente dejó ayer al menos 31 muertos y 90 heridos. Ya no cabe duda de que el terrorismo de Xinjiang, aparentemente ligado a la etnia uigur -mayoritaria en la región y devota del islam-, es una realidad cada vez más preocupante. El atentado de ayer, llevado a cabo en un mercado en el que tanto vendedores como clientes pertenecen mayoritariamente a la etnia china han, es sólo el último de una cadena que ha conmocionado al país desde que en junio del año pasado un grupo de uigures dejó 35 muertos -incluidos los atacantes- en la remota localidad de Hotan.

Hasta entonces, y salvo por episodios esporádicos como el que en octubre dejó cinco muertos frente a la Ciudad Prohibida de Pekín, la violencia estaba circunscrita a Xinjiang. En marzo, sin embargo, el miedo se acercó más al conjunto de la población china cuando cinco terroristas de la misma etnia mataron a cuchilladas a 29 personas en la estación de tren de Kunming, capital de la provincia sureña de Yunnan. Desde entonces, los ataques se han repetido.