Sociedad

Anastacia: «El cáncer no me hizo fuerte, sino más sabia»

MADRID. Actualizado: Guardar
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Pletórica, llena de energía y con ganas de comerse el mundo. El regreso de la cantante Anastacia (Chicago, 1968) con 'Resurrection' -toda una declaración de intenciones-, llega cargado de optimismo y de afán de superación. Un reflejo nítido de lo que ha sido su vida desde le detectaron un cáncer de mama en 2003, en plena promoción de su disco 'Freak of nature' y preparando una gira mundial que se vio obligada a suspender. Años después, una recaída la llevó a someterse a una mastectomía, convirtiéndose junto a la actriz Angelina Jolie en imagen de la lucha contra esta enfermedad.

Durante esa etapa, la cantante publicó tres discos más, aunque 'Resurrection' es el primero con temas inéditos desde 'Heavy rotation' (2008) y un trabajo donde refleja los duros momentos vividos hasta el momento. Un viaje en el que la música fue «una bendición». «Me ayudó a sacar fuera mis emociones y a ponerlas encima de la mesa», explicó la cantante ayer en Madrid.

El resultado de esta terapia física y espiritual es un trabajo que recupera la esencia que la encumbrara como diva en sus inicios; una vuelta a aquel estilo 'sprock' -la suma de soul, pop y rock-, que sigue defendiendo con su asombroso chorro de voz. «Se trata de resucitar lo que hacía en el 2004, cuando publiqué 'Anastacia' y sentí que había encontrado la esencia de lo que soy como artista. Después me desvié del camino con sonidos como el R&B, un estilo fantástico para Rihanna, pero con el que no era yo», resumió la artista, sorprendida por la buena acogida de 'Resurrection'. «No tiene colaboraciones, ni raperos o todo eso que se lleva a hora; solo hice lo que sentía y crucé los dedos». El disco recorre esa catarsis con temas como el primer single, 'Stupid little things', donde habla de no dar a las cosas más importancia de la que tienen; o 'Saty', sobre la necesidad de aferrarse a la vida. También 'Broken wings', metáfora sobre las alas que lleva tatuadas en la espalda y cuyo dibujo se vio afectado por los tratamientos.

«Nunca he llegado a sentirme oxidada, aunque la primera vez que me subí al escenario tras dos años sin hacerlo estaba nerviosa y, para ser honesta, lo estaba porque nunca había cantado con mis nuevos pechos y no sabía cómo iba a sonar», confía la artista estadounidense, totalmente pletórica al poder observar el resultado de esta catarsis. «El cáncer no me ha hecho sentirme más fuerte pero sí más sabia. Es una enfermedad muy dura pero, cuando se acaba, el dolor se te olvida. Este disco me recuerda lo orgullosa que me siento de haber luchado y de seguir luchando».