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MUNDO

El hombre más poderoso de Ucrania, en contra de los separatistas

Kiev recibe el gesto de Ajmétov con satisfacción pese a que el magnate se considera opositor del actual Gobierno

RAFAEL M. MAÑUECO CORRESPONSAL
MOSCÚ.Actualizado:

Rinat Ajmétov, el hombre más rico de Ucrania y el más influyente en la cuenca de Donbass (Donetsk), en donde posee minas, fábricas metalúrgicas y muchas otras empresas pertenecientes a la corporación Metinvest, ha decidido decantarse por fin del lado de Kiev en el actual pulso con las milicias armadas prorrusas. En un comunicado grabado en vídeo, Ajmétov llamó ayer a sus empleados y al conjunto de la población de Donetsk a protagonizar acciones de protesta «pacíficas» contra los separatistas.

«La gente está cansada de vivir aterrorizada. Están cansados de salir a las calles y ser víctimas casuales de tiroteos. Esas personas -en alusión a los separatistas prorrusos- se pasean con armas y lanzagranadas. Las ciudades son escenario de saqueos, secuestros y actos de vandalismo», asegura el multimillonario en su alocución. Según su opinión, «esto es un genocidio». Señala también que «los que se hacen llamar república popular de Donetsk (.) ¿Qué han hecho por nuestra tierra? ¿Qué puestos de trabajo han creado? ¿Andar con fusiles por las ciudades del Donbass es acaso defender los derechos de la gente frente al poder central?». La semana pasada en Mariúpol (Donetsk), Ajmétov ya sacó a sus trabajadores a la calle para «poner orden» en la ciudad contra la excesos de las milicias separatistas. La acción reivindicativa lanzada ayer por Ajmétov comenzó con la llamada «sirena de la paz» en todas las fábricas de Metinvest en Donetsk, justo a las 12 del mediodía, y sonará en días sucesivos a la misma hora. También ayer, más de un millar de hinchas del club de fútbol Shakhtar (Shajtior en ruso) se concentraron en el estadio del equipo, el Donbass Arena, en un acto denominado la marcha de la paz. Los manifestantes no salieron de las instalaciones del complejo deportivo para evitar posibles incidentes con las milicias prorrusas.

Ajmétov, que mantuvo estrechos vínculos con el depuesto presidente, Víctor Yanukóvich, apoyó en un principio la sublevación separatista. Después se mantuvo en silencio y, aunque no apoya al Gobierno de Kiev, terminó pronunciándose por la unidad del país.

La gota que parece haber colmado su paciencia ha sido la pérdida del control sobre los ferrocarriles de la región, en poder de los separatistas y fundamentales para el transporte industrial, y el hecho de que las autoproclamadas autoridades de Donetsk le exigieran «pagar impuestos» para su pseudoestado. «Están poniendo en peligro la economía de la región y los puestos de trabajo», advirtió ayer el magnate. El jefe de los separatistas de Donetsk, Denís Pushilin, ha amenazado con «nacionalizar» sus empresas si no cambia de actitud y paga lo que se le exige.

Desde Kiev, el ministro de Interior, Arsén Avákov, felicitó a Rinat Ajmétov y señaló que «nunca es tarde para adoptar la decisión correcta». Avákov admitió que el Gobierno y el empresario discrepan en muchas cosas, pero añadió que «limaremos las diferencias y dejaremos a un lado los fusiles». Junto a Donetsk, también proclamó su independencia la vecina región de Lugansk, en donde los separatistas se disponen a impedir que se celebren los comicios presidenciales del próximo domingo.