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La riada desentierra las minas en los Balcanes

Las peores inundaciones en un siglo en Serbia, Bosnia y Croacia causan ya casi medio centenar de fallecidos y devastan infraestructuras y cultivos

PACO SOTO
VARSOVIA.Actualizado:

«La destrucción física no va a ser menor que la causada por la guerra». El ministro de Exteriores de Bosnia, Zlatko Lagumdzija, aludió ayer al todavía muy cercano conflicto que desangró los Balcanes entre 1992 y 1995 para dar idea de la devastación que varios días de lluvias torrenciales están provocando en Bosnia, Serbia y Croacia. Las inundaciones arrojan ya un trágico balance de casi medio centenar de fallecidos; unos daños materiales muy cuantiosos, que las autoridades comenzarán a evaluar a partir de mañana; y una amenaza siniestra: la práctica imposibilidad de localizar los campos de minas sin detonar.

En los Balcanes occidentales se habla de la peor catástrofe natural en un siglo, que llega de la mano de precipitaciones hasta de 170 litros por metro cuadrado en algunas zonas de Serbia, la cantidad que suele acumularse en un periodo de tres meses. «Las consecuencias son terroríficas», resumió el canciller Lagumdzija después de dar cuenta de un panorama de millones de desplazados e infraestructuras arrasadas por el auténtico diluvio que azotó la región durante cinco días y que sólo ayer cedió paso a un tiempo apacible. Aunque el peligro todavía no ha pasado.

Los equipos de emergencia vigilan con especial atención el río Sava, que arroja estos días caudales máximos históricos que se intentan contener con más de 300.000 sacos de arena en la capital serbia. «El agua está a dos metros de los diques y el nivel crece dos centímetros por hora, aunque la situación está bajo control», pretendía tranquilizar el primer ministro, Alexander Vucic, ante una catástrofe que «ocurre una vez en mil años». Los esfuerzos de las brigadas se centran también el resguardar de la riada la producción energética.

En Bosnia, un tercio del territorio ha quedado sumergido y las inundaciones afectan ya a un millón de habitantes. En este país se localiza además la peor amenaza desatada por las inundaciones. Los deslizamientos de tierra comprometen la localización de unas 120.000 minas terrestres de la guerra. Los paneles que indicaban la situación de unos 9.400 campos de explosivos quedaron arrasados. «Deben adoptarse todas las medidas posibles para proteger a los residentes», alertó el portavoz del Centro de Acción de Minas, Sasa Obradovic. «Han aflorado minas en zonas donde nunca se habían detectado».