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Familiares de uno de los mineros fallecidos lloran su muerte durante un multitudinario funeral. :: REUTERS
MUNDO

Los sindicatos turcos convocan una huelga en protesta por la tragedia de la mina

La Policía reprime una manifestación mientras los equipos de rescate siguen recuperando cadáveres, que se prevé superen los 400

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La indignación y la rabia por la que se ha convertido en la peor tragedia de la historia turca, que alcanza ya los 282 muertos y que se prevé que puedan superar los 400, se extendió ayer por gran parte de un país en duelo. En el escenario del desastre, Soma, donde la tensión tras 48 horas de ver sacar cuerpos sin vida de un pozo en el que ha trabajado una parte importante de la población se ha transformado en cólera, miles de personas fueron recibidas por las fuerzas de seguridad con cañones de agua y gases lacrimógenos.

Cinco de los principales sindicatos del país, todo ellos vinculados a la oposición, convocaron ayer una jornada de huelga en todo el territorio en protesta por las pésimas condiciones de los trabajadores de las minas turcas, unas de las más peligrosas de todo el mundo, con una altísima siniestralidad. En ciudades como Izmir, al oeste del país, las protestas acabaron en una confrontación con la Policía, lo mismo que en el barrio de Gayrettepe en Estambul. «A cientos de nuestros hermanos trabajadores en Soma se les ha dejado morir desde el principio al ser obligados a trabajar en procesos de producción brutales para conseguir los máximos beneficios», denunciaron los sindicatos en un comunicado conjunto.

Los equipos de rescate continuaban ayer las tareas para apagar el incendio desatado por la explosión de un grupo electrógeno en la mina, ya sin apenas esperanzas de encontrar con vida al centenar de operarios que aún continúan en los casi cuatro kilómetros de galerías. El presidente Abdulá Gül visitó ayer Soma y aseguró que se tomarán las medidas necesarias para «no sufrir una tragedia así nunca más». Las autoridades habían tomado medidas de seguridad extra para la visita del presidente, después de que familiares iracundos intentaran agredir al primer ministro Recep Tayip Erdogan el día anterior. Los parientes montaron en cólera después de que el mandatario asegurara que «estas cosas pasan» y la furia fue en aumento ayer al conocerse unas imágenes en la que un ayudante de Erdogan propinaba una fuerte parada a un manifestante al que estaban sujetando en el suelo unos agentes de policía.

Asfixiados sin oxígeno

Ayer se conocieron nuevos y espeluznantes detalles sobre lo sucedido en la mina tras la explosión que derrumbó varias galerías. Los equipos de rescate encontraron a catorce mineros muertos en el único refugio que había en la mina. Al parecer, los operarios se turnaron para utilizar las mascarillas de gas hasta que se acabó el oxígeno y murieron asfixiados por un cóctel de dióxido y monóxido de carbono. Los responsables habían asegurado anteriormente que las instalaciones contaban con oxígeno y comida suficiente «para 20 días», según desveló ayer el diario 'Hurriyet' en su versión digital.

Mientras en el cementerio de Soma un centenar de tumbas recientemente cavadas yacían abiertas a la espera de nuevas víctimas, y recordaban las pocas esperanzas que mantienen los equipos de rescate en encontrar a más mineros con vida, unos 40 trabajadores recibieron sepultura. Altavoces colocados en las calles de la ciudad anunciaron los nombres de los fallecidos para los funerales.