Las asesinas de Carrasco vieron su oportunidad con el mitin de Rajoy
Los investigadores consideran que el caso aún no está cerrado pues quedan flecos sobre las armas y el papel de la hija y de la policía local
MADRID.Actualizado:Para Montserrat González y su hija, Triana Martínez, se había convertido casi en una rutina en las últimas semanas. Cada vez que se enteraban o que suponían que Isabel Carrasco iba a salir de su casa de la avenida de la Condesa Sagasta con destino a la vecina sede del PP, en el paseo de Salamanca, las dos asesinas quedaban en el ático de Triana, en la calle Cruz Roja, y desde allí, siempre en coche, se dirigían armadas a las inmediaciones de la vivienda de la presidenta de la Diputación de Salamanca. Acechaban a su víctima a la salida del portal y esperaban su momento, cuando la política popular se dirigiera sola y a pie a la zona más apartada del barrio, la pasarela sobre el río Bernesga.
Exactamente esa fue su rutina el lunes pasado. Pero esta vez, tras al menos otros cinco intentos fallidos, lograron su propósito. Según fuentes de la investigación, ambas sabían de «manera fehaciente» que Carrasco iba a desplazarse el lunes con una comitiva de PP de León al mitin de Mariano Rajoy, a las 20.00 horas, en el auditorio Miguel Delibes de Valladolid, y dedujeron, acertadamente, que su víctima pasaría por su casa. Incluso -han confesado- hicieron sus cálculos y dieron por supuesto, también atinadamente, que la expedición partiría hacia Valladolid antes de las 18.00 horas, por lo que su víctima podría salir de casa pasadas las 17.00 horas, como así fue. Salió por el portal a las 17.15 horas exactas, solo cinco minutos después de que sus asesinas iniciaran su enésima vigilancia. Esta vez, la fatalidad quiso que fuera a pie y sin compañía. Al final fueron tres los disparos que alcanzaron a la víctima, los tres mortales según los resultados definitivos de la autopsia, que confirma que todos los tiros fueron a cañón tocante y que el tercer disparo fue el de gracia, en el suelo. La madre erró un cuarto tiro y una quinta bala se quedó encasquillada en el revólver.
Durante sus interrogatorios en sede policial, a partir de la noche del martes, la madre lo confesó todo. Sus rutinas, sus vigilancias, sus odios y sus planes. La Policía considera que, tras las explicaciones de Montserrat González y Triana Martínez, ratificadas casi punto por punto la madrugada del jueves ante la titular del Juzgado 4 de Instrucción de León, el caso ha avanzado a pasos agigantados, pero aún no está, ni mucho menos, cerrado.
Las tres claves
Hay un móvil, el odio de las dos mujeres contra Carrasco, a la que culpaban de haber hecho imposible la vida política y laboral de la hija; un asesino, la madre, que ha confesado el crimen y a la que apuntan tres testigos; y un arma, el revólver de calibre 38 marca Taurus modelo 32 HR magnum, que la policía local y amiga íntima de Martínez, Raquel Gago, entregó el martes por la noche a los investigadores.
Aunque las tres grandes preguntas tienen respuestas, aún quedan flecos. Todavía, explican los mandos de Homicidios, restan varias cuestiones sin aclarar. Sobre todo las referidas a las armas, el papel de la hija y, muy particularmente, el rol de la policía local en el crimen. ¿Por qué compraron dos armas? ¿Tenía intención Triana Martínez de disparar también con la pistola Royal Nobelti 7,75 encontrada en su casa pero al final no se atrevió? ¿Alguien ayudó a las dos mujeres a comprar las armas en el submundo de la delincuencia asturiana con el que no estaban familiarizadas?
Una de las cuestiones que más intrigan a los investigadores es el hecho de que la hija, una persona aparentemente integrada en la sociedad leonesa, pudiera dedicarse a la venta de droga. El más de medio kilo de marihuana encontrado en su casa y cantidades sustanciales de hachís solo apuntan a esa posibilidad, ya que es demasiado para el consumo propio.
Y lo que no le casa en absoluto a los expertos de Homicidios es la versión de Gago, que ella se encontró el martes por la tarde el revólver Taurus en el maletero de su automóvil cuando fue a cargar una bicicleta. Según la policía municipal, su amiga Triana lo habría colocado allí tras el asesinato sin que ella se percatara, ya que ese día disponía de las llaves de su coche. «¿Es que cada vez que intentaron matar a Carrasco se llevaban el coche de la amiga para usarlo para deshacerse del arma o es que Gago directamente miente o no está diciendo toda la verdad? Todavía nos queda un rato para aclararlo todo», sentencia una mando de la investigación.