Sociedad

Enfoque español, versión europea

El jurado destaca la «revolución» de su obra a la hora de comprender la «Historia de Occidente y la independencia de Hispanoamérica» El hispanista francés Joseph Pérez logra el Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales

GIJÓN. Actualizado: Guardar
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Joseph Pérez (Laroque d'Olmes, Francia, 1931) es el nuevo Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Su empeño en poner luz sobre la historia de España en los siglos XVI y XVII y hacerlo con una perspectiva nueva es la razón. «Su obra ha supuesto una revolución en la forma de interpretar episodios decisivos para la comprensión de la historia de Occidente y la independencia de Hispanoamérica. Heredero y excelente continuador de la escuela de los Anales y del hispanismo francés, ha contribuido a deshacer muchos prejuicios sobre las instituciones y conflictos de la época, enriqueciendo el análisis de la historia europea», ha quedado escrito el acta que se leyó a mediodía de ayer en el Hotel de la Reconquista Oviedo. «Yo he tratado de enfocar la historia desde una perspectiva europea, de ver que en realidad la evolución de España no era rigurosamente distinta de lo que ha ocurrido en otros lugares», aseguró ayer el hispanista e historiador desde su domicilio en Talence, en Francia, donde acogió «con una gran satisfacción» un premio que viene de un país «que amo y siento» y que pasará a engrosar un currículo que, a sus 83 años, incluye la Legión de Honor Francesa y la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio.

Esos episodios decisivos a los que alude el jurado hablan del reinado de los Reyes Católicos, de la expulsión de los judíos de España, de la Inquisición, de los Comuneros y se detiene con especial énfasis en desmentir los mitos y la leyenda negra de España, de mirar hacia el pasado con esa visión global. «Hay que descartar la idea de que España era algo sui generis, lo que ocurrió es lo mismo que en otras naciones», revela el historiador, que quiere romper especialmente con el mito de la decadencia -«España fue una nación tan decadente como lo fue Francia, cada país tiene sus puntos débiles, sus páginas negras»-. Así miró él a una historia de la que conviene aprender, pero que «no da lecciones imprescindibles».

Eso sí, el tiempo da una perspectiva suficientemene amplia para saber que, con el paso de los siglos, el mundo, y también España, no ha cambiado tanto. «En realidad los problemas fundamentales de la humanidad casi siempre son los mismos. El gran problema de la España imperial fue la deuda pública y la privada, y ahora estamos en lo mismo. Otro gran problema del XVI fue el de los parados, aunque entonces se hablaba de mendigos».

Hijo de emigrantes valencianos, la carrera como historiador de Pérez se inició en la Universidad de Burdeos III, a la que ha estado vinculado toda su vida y de la que fue rector entre 1978 y 1983, y se centró en la Edad Moderna Española. «Me siento francés, pero con raíces españolas muy fuertes y en parte eso me marcó a la hora de elegir tema de investigación», confiesa. Esa relación con nuestro país le llevó también a dirigir la Casa Velázquez de Madrid, institución cultural dependiente del Gobierno francés, entre 1989 y 1996.

La investigación histórica ha sido su vida. Y la forma en la que la ha afrontado no tiene misterios: «Hay que tomarse las cosas en serio, profundizar, no contentarse con lo superfluo, ir al grano». Para eso, hay que pelearse con los archivos, con los textos, y tratar de buscar las claves que den respuestas a esos acontecimientos del pasado que toca analizar. Hay que saber también -sostiene- que siempre en la historia «hay algo nuevo por descubrir» y que «las perspectivas cambian de vez en cuando y hay que actualizar la visión que tenemos».

Esas han sido las máximas que han regido sus trabajos con la historia de España, y también de Latinoamerica, como objetivo prioritario. En eso ha estado liado hasta hace bien poco. Su último libro se publicó este mismo año y lleva por título 'Cisneros, el cardenal de España'. «Me di cuenta de que es, sin duda, el hombre de Estado más representativo del Siglo de Oro. Es una pena que llegara tarde y viejo al poder y no pudiera desarrollar sus capacidades, que las tenía. Si le hubieran dado el cargo en otra época, el rumbo histórico no habría sido el mismo».